Día raro en Sevilla para descorchar la Feria de San Miguel. Día de veranillo no, de verano, con calor para dar y regalar. Día de procesiones e incienso en la noche sevillana y trianera con La Paz y Santa Ana recorriendo las calles.. El mes semanasantero de marzo trasladado por un día a septiembre. Día de toros... pero de toros mansos. Porque vaya mansada, y han sido unas cuentas este año, de Alcurrucén. Y como suele pasar, un toro para intentar redimir un petardo completo. En este caso un tercero, 'Clarinete', de la famosa reata de los músicos del hierro toledano. Pero un 'Clarinete' dentro de una banda muy desafinada que no tapó el fracaso.Le primero de Alcurrucén huyó como si le persiguiese el mismo Diablo durante los primeros tercios. Una cosa es que los 'núñez' salgan fríos y otra que pareciese un animal de comportamiento mular, remiso a tomar los engaños, saliendo suelto de los caballos y sin mostrar ninguna característica similar a la bravura. Morante quedó inédito con el capote y después se mostró paciente en el tercio de muleta. Muy asentado, cogiendo pronto la distancia al toro, fue desgranando muletazos sueltos de buen corte. Se le jaleó mucho al de La Puebla. Es verdad que espolvoreó pases de bellísima armonía, pero siempre faltó unidad y ese ultimo tranco que no puso el toro. Lo líquidó de media caída y otra media arriba que tiró patas arriba al astado.Lo que teníamos que ver de Morante ya estaba visto cuando saltó el cuarto, otro animal frenado de salida al que se lidió de forma horrorosa para empeorar aún más aquello. Un quite por gaoneras de Ureña vino poco a cuento. Morante apenas se estiró con el de Alcurrucén, lo pasó un par de veces por cada pitón y se fue tras de la espada, que la traía ya de serie desde el comienzo de faena. Sabía el propio torero que iba a ser breve.Paco Ureña no tuvo suerte con el primer toro de su lote. Manso, de medias arrancadas y sin ninguna entrega por abajo. Hubo un atisbo de levantar faena tras una entonada tanda a derechas en el inicio del trasteo. Puro espejismo. El murciano pareció sumirse en el bucle melancólico del toro de Alcurrucén y todo acabó plano y monótono. Las series se amontonaron después sin ningún tipo de lucimiento. Hasta llegó un susto en el primero de los varios pinchazos que dejó Ureña. El toro hizo hilo y solo el capote y el quite salvador de Víctor Hugo Saugar enviaron males mayores. Más basto de apariencia fue el quinto, un toro que hizo pelea de bravucón en el caballo y que llegó con una movilidad engañosa al tercio de muleta. Sin entrega, saliendo siempre con la cara por encima del palillo. Ureña se enfrascó en una faena de largo metraje en el que intentó limar las asperezas y los defectos del toro a base de mano baja y firmeza de plantas. Pero el  animal no estaba por la labor. Por insistir y alargar el trasteo a punto estuvo de sufrir un achuchón con el toro más parado. Se lo quitó de enmedio con media que tuvo mucha muerte.Como decíamos, el toro de la corrida fue el tercero. 'Clarinete', un jirón de armónicas hechuras de los hermanos Lozano que manseó de salida. Pero se atisbó una cualidad. Humilló cuando llegaba a los capotes. Eso se mantuvo al llegar el tercio de muleta. Javier Jiménez no se guardó nada de salida. Pronto el engaño a la derecha. Largos los muletazos, jugando los vuelos de la franela. Y el temple como virtud. Al natural el de Alcurrucén se movió con igual humillación y clase.  Sin embargo algo falló en la limpieza de los pases. El último muñecazo no terminaba de vaciar y el pitón enganchaba la muleta. Una trincherilla y un pase de pecho como remate de una tanda, por las dudas del toro, salieron a cámara lenta. Pero la faena había entrado en fase de irregularidades. Un pinchazo y una estocada caída dejaron el reconocimiento final en una vuelta al ruedo en tono menor vistas las prestaciones del de Alcurrucén.Salió algo descoordinado el sexto y tras su tambaleante paso por el tercio de varas asomó el pañuelo verde en el palco presidencial. El sobrero llevaba el hierro de El Tajo. Hubo un conato de píque con éste. Morante, con los tendidos divididos, por movidas chicuelinas. Y Jiménez por delantales más acompasados. Brindó el de Espartinas al de La Puebla. El de Joselito sacó malas ideas y se llevó por delante al torero. Tremenda la voltereta, interminables los segundos en el aire con el pitón apuntando al pecho y después enganchado en la hombrera. Milagro que el homicida pitón no calase. Nada hubo que hacer después, el toro ya no pasaba e incluso se echó tras dos pinchazos.

FICHA DEL FESTEJO

Sevilla, sábado 24 de septiembre de 2016. 1a de Feria. Casi lleno.

Cinco toros de Alcurrucén, bien presentados, de desiguales de hechuras, bajos de raza y escaso juego a excepción del noble y enclasado tercero. Manejable pero sin romper el primero. Un sobrero de El Tajo, sexto bis, manso, parado y peligroso.

Morante de la Puebla, saludos y pitos.

Paco Ureña, silencio tras aviso y saludos.

Javier Jiménez, vuelta y saludos.

Parte médico: Javier Jiménez fue atendido a la conclusión del festejo de un "varetazo corrido en región pretibial derecha y herida contusa en labio inferior que se sutura. Pronóstico leve".

Incidencias: Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el ganadero salmantino Antonio Pérez-Tabernero, fallecido este viernes.