Tras el bochorno y el calor asfixiante de días pasados, Madrid amanecía en el día de su Santo Patrón con viento fresco que tornó en vendaval en el coso llamado de Ventas. Ese viento condicionó en exceso la corrida de toros de Parladé. Encierro que enlotó tres toros, con sus matices, de notable condición y que no pudo verse en su totalidad. Las lidias tuvieron que desarrollarse en terrenos de tablas de sol entre el 5 y el 6. Los engaños volaron en demasía y el mando quedó siempre matizado.Con la tarde ya echada, sobre la bocina, sobrevolaba aún en Las Ventas el recuerdo de la brutal cogida de Jimenez Fortes cuando Iván Fandiño, se tiraba a matar. Derecho como una vela. Alcanzó presa el pitón del toro para lanzar al viento el cuerpo del torero. Tremenda la caída y el golpe. Inmóvil sobre el suelo, el susto llegó cuando Fandiño no se incorporaba. Segundos eternos que se aliviaron al recuperar el sentido llegando a tablas ayudado por varios compañeros. El suspiro de alivio fue generalizado ya que la plaza seguía muy sensibilizada por lo ocurrido el jueves con el torero malagueño. Volvió a coger muleta y capote el de Orduña para enterrar entero el acero. Tardó en caer el toro pero el público quiso pedir la oreja. El palco, denegó una petición que pareció mayoritaria. Antes, Fandiño había cuajado los mejores muletazos de la tarde al notable sexto de Parladé. Fue el toro más noble y enclasado pero al que faltó fuelle en el último tramo de faena. Templado y profundo a derechas, Fandiño volvió a ser Fandiño, su mejor versión. Al cambiar de pitón el toro aminoró sus viajes y cuando quiso volver a la diestra, el toro ya había echado la persiana. Después vino la voltereta. Antes, había sido engañado en los primeros tercios el serio colorado que enlotó Iván Fandiño en primer lugar. La movilidad se le acabó en cuanto tuvo que poner de su parte para embestir con entrega la muleta. Todo acabó muy a menos.La única oreja del festejo la paseó Miguel Abellán con el abreplaza. Presentó carta de visita Abellán yéndose a portagayola a recibir al toro. Ceñido el embroque para salvar la suerte. El primer puyazo fue criminal por bajo. Sangría abundante y charcos en cuanto el toro se quedaba parado. Tuvo el animal encastada exigencia en los primeros compases de la faena, planteada siempre en los terrenos de sol. La labor del madrileño creció al natural ya en su tramo final con el toro más templado en su viaje. Dibujó Abellán un natural de eterno vuelo y profunda resolución, muy atrás. De uno en uno, lo que perdió en ligazón se ganó en temple y trazo. Dos tandas que fueron jaleadas y una estocada arriba. Tardó en caer el de Parladé, resistiéndose a morir. La oreja pareció premio excesivo.Predispuso de nuevo al público a su favor Abellán volviendo a la puerta de chiqueros en el cuarto. Incorporado, fueron vibrantes los lances a pies juntos y otra larga a una mano de remate. El toro tuvo más acometividad que entrega en el caballo y llegó pidiendo guerra al ultimo tercio. El torero tiro de populismo en una faena más vibrante y ligada que reposada y reunida. El pitón derecho era el fetén. Pero Abellán se perdió entre dudas, alivios y la excusa del viento. Se dividieron los tendidos y la intensidad del trasteo bajó muchos puntos. Un pinchazo antes de la estocada dejó las cosas en su sitio.  Salió desparrando mucho la vista el castaño segundo, siempre se venía cruzado por el pitón izquierdo. Esa condición la mantuvo durante buena parte de su lidia. Miguel Ángel Perera realizó una faena larga, paciente, con un toro poco agradecido. Siempre empujándolo hacia adelante, Perera piso el ritmo que le faltó a la embestida toro. Más compacto todo en redondo que al natural, le llegó a sonar un aviso al extremeño sin haber montado la espada aún. La estocada viajó caída.Empeoró el panorama para Perera en el quinto. Pecó de falta de clase y humillación el pupilo de Juan Pedro Domecq y el extremeño no pudo levantar faena.

FICHA DEL FESTEJO

Madrid, viernes 15 de mayo de 2015. 8ª de Feria. Lleno de 'No hay billetes'.

Toros de Parladé, muy bien presentados, cinqueños todos, de serias y astifinas cabezas. Encastado y bueno por el izquierdo el 1º, con un buen pitón derecho el encastado 4º y noble y con clase el 6º. De menos juego el resto del encierro.

Miguel Abellán, oreja tras aviso y división.

Miguel Ángel Perera, palmas tras aviso y silencio tras aviso.

Iván Fandiño, silencio y saludos tras dos avisos.