Aunque parezca mentira la niña vive en el barrio de El Torrejón de Huelva a escasos 50 metros del pederasta condenado por abusar de ella cuando tenía 8 años. Su madre pide una solución porque la situación es "insoportable". La familia no puede cambiarse de casa porque no tiene recursos. Han llegado incluso a cambiar la orientación de la cama de su hija para que no tenga que ver todos los días por la ventana a su agresor.

“La niña tiene miedo”, lamenta su madre en La Mañana. “Previo a descubrir que sufría abusos, tenía miedo sin yo saber el motivo. Dormía con la luz encendida y me llamaba apara acostarme con ella. Por detalles empecé a sospechar que algo pasaba, hasta llegar a sorprenderlo", realata. "Tiene sentimiento de culpabilidad y de vergüenza”, explica sobre la pequeña que aclara ha recibido atención psicológica.

La madre ha señalado que el día a día es "muy duro, lo tiene que ver a diario, ya que se pasa todo el día asomado a la ventana con la intención de llamar la atención sobre ella".

Pero no es sólo el tener que vivir frente a esta persona, ya que a esto se suman "las amenazas" que sufre" por parte de la familia del condenado cada vez que hay un quebrantamiento de condena, las calumnias y las miradas de los vecinos" que parecen acusarla de "haber matado a alguien".

"No se puede vivir así", ha indicado, expresando su deseo de que no sólo esa persona entre en prisión, que es "donde debería de estar", sino de poder marcharse de donde ahora reside.

"Quiero quitarme esa fachada de enfrente, porque aunque él se vaya su casa seguirá ahí y con ellas los recuerdos", ha asegurado.

No teme a las represalias por haber dado a conocer el caso en los medios de comunicación, ya que "ellos -en referencia a la familia del pederasta- me han obligado a hacerlo; he dicho, hasta aquí hemos llegado".

J.V.C. fue condenado por la Audiencia de Huelva en el 2012 a dos años de cárcel por abusos sexuales así como a libertad vigilada durante seis años siguientes al cumplimiento de la pena de prisión, con prohibición de aproximarse a la víctima y a sus padres y de comunicarse con ellos por cualquier medio durante dicho plazo.

Esta condena está suspendida por no contar el penado con antecedentes cuando se dictó si bien existen otras dos posteriores que por quebrantamiento de las medidas cautelares impuestas antes de que se juzgaran los abusos y que son las que aún no se han ejecutado pese a que por ellas ya debería estar en prisión.

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