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Cardenal Ricardo Blázquez, en TRECE: "La Iglesia en España tiene buena salud espiritual"

El Cardenal Ricardo Blázquez, expresidente de la Conferencia Episcopal, ha hablado de sus años de mandato y los retos de la Iglesia durante este tiempo

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Cardenal Ricardo Blázquez, en TRECE: "La Iglesia en España tiene buena salud espiritual"

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El Cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y expresidente de la Conferencia Episcopal Española, ha conversado en una entrevista con la periodista de TRECE, Irene Pozo, sobre sus años de mandato y los retos que ha afrontado la Iglesia en este tiempo, así como algunos de los desafíos que afronta la Iglesia y la Conferencia Episcopal.

Sobre sus años en el cargo, monseñor Blázquez ha explicado que: "Quiero agradecer a los obispos la confianza que me han mostrado reiteradamente y al Señor que haya podido cumplir esta misión. Las disculpas también las presento por si en algún momento no he acertado. Mi intención era cumplir este servicio que se me confiaba lo mejor posible”.

En cuanto a si ha merecido la pena este servicio de tantos años, ha señalado que "ha merecido la pena. Al ser miembro de la Conferencia Episcopal uno se expone a asumir estas tareas. Que han considerado oportuno hacer esta tarea, yo encantado. Lo asumí con normalidad y lo dejo también con normalidad. Es algo que nos va tocando a unos o a otros".

¿Se imaginaba que llegaría a ser presidente de la Conferencia Episcopal? "Nunca lo pensé, llegué a pensar en presidir la Comisión para la Doctrina de la Fe que presidí durante 3 mandatos. Pero no pensé nunca en ser presidente de la Conferencia Episcopal".

¿Cómo ha sido compatibilizar ser arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal? "Haciendo bastantes kilómetros y utilizando bastante el teléfono. Pedí un obispo auxiliar cuando me nombraron cardenal y ya era presidente de la Conferencia Episcopal y otras muchas tareas. Enseguida me respondieron y fue nombrado don Luis Argüello obispo auxiliar. Hemos tenido que compartir este servicio entre Valladolid y Madrid Luis y yo".

¿Cuáles son los mejores momentos que recuerda? “La vida de ordinario tiene una normalidad y una secuencia sin grandes altibajos. La Conferencia Episcopal ha sido una actividad que se me ha pedido, hay momentos culminantes como cuando hay que participar en una reunión en Roma. Fue un momento importante cuando representé a la Conferencia Episcopal el año pasado en febrero en la reunión en relación con la atención a las personas que habían sido abusadas".

La Iglesia en España

¿Cómo define la Iglesia en España? "La Iglesia en España quiere vivir en fidelidad, se hacen muchas cosas muy bien, padecemos una especie de 'eclipse de Dios' que llega hasta el corazón de cada persona. Es una Iglesia con buena salud espiritual, dispuesta a prestar la transmisión de la fe en el campo en que nos movemos y también colaborar al bien común. La vida religiosa vivida auténticamente es una contribución preciosa al bien de todos".

Tenemos una Iglesia en salida como pide el Papa: "Ha sido una manifestación preciosa la que hemos vivido hace pocos días en el Palacio de Cristal aquí en Madrid. Fue una sorpresa para todos nosotros el encontrarnos en la Iglesia. No había ni afán de reivindicación ni de colocar su producto en aquel mercado amplio. No había un testimonio 'para conquistar', sencillamente era para compartir. Fue una convivencia en congreso y un ambiente que a todos nos satisfizo, nos alegró profundamente y también parece un Pentecostés renovado. La Iglesia quiere prestar el servicio que viene prestando. En medio de cansancios, se sobrepone la confianza en el Señor".

¿Qué le ha enseñado cada uno de los Papas que ha conocido? "Siempre he vivido la comunión eclesial con una transparencia sin ambigüedades. Conocer personalmente a estos tres Papas ha introducido en esta comunión también aspectos más afectivos, más de proximidad a la persona con su historia. Cada uno de los Papas ha cedido a este ministerio de obispo de Roma desde su propia trayectoria. Por encima de todo ha habido este servicio que es el mismo con acentuaciones distintas. En 1989, la JMJ en Santiago fue un momento muy importante para conocer de cerca al Papa. A Benedicto XVI me lo encontré bastantes veces y tuvimos diálogos sobre los problemas que compartíamos. Por lo que pude observar, estaban contentos en la Congregación de cómo se procedía en España en la Comisión para la Doctrina de la Fe. Con el Papa Francisco la cordialidad también fue mayor, fue un gesto de suprema confianza que me nombrara cardenal. Significaba una colaboración particularmente cercana y de confianza."

¿Cómo ve al Papa Benedicto? "Veo en el Papa Benedicto la fragilidad personal. Me da la impresión de que esa fragilidad ha aumentado la afectividad, no ha perdido la lucidez, es una persona que continúa siendo un referente de lo que significa la tradición de la Iglesia, la misma amistad y cordialidad es un elemento que a todos nosotros nos estimula".

Sobre la secularización que preocupa a la Iglesia y la menor vocación religiosa: “Pienso con interrogación y preocupación. Comprendo que lo que vivimos en España ya no es el ser ciudadano y ser cristiano, eso se terminó hace mucho tiempo. El Estado español es aconfensional. Los ciudadanos después seremos lo que seamos y eso debe respetarlo el Estado. En esta pluralidad de las formas de vivir la dimensión religiosa, el Estado tiene que favorecerlo y prestar colaboración. He recibido esta sensación y convicción de la colaboración. Lo que ocurre es un fenómeno de la Europa Occidental, ahí le viene muy bien al hombre reconocer a Dios. Sin su luz andamos a oscuras. Puede darse una fundamentación moral sin Dios, pero Dios fortalece profundamente la generosidad interior, nos damos cuenta de que vamos haciendo la vida en compañía con alguien que nos acompaña en la misericordia, en el perdón y en la autoridad del poder. Olvidar a Dios es una pérdida enorme y quiero transmitirlo con total nitidez. Nos viene muy bien a las personas creer en Dios. No es un peso ni una carga, esa una compañía benéfica”.

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El terrorismo de ETA y el coronavirus

¿Cómo ha vivido los momentos difíciles? "Tuve en Bilbao muchos zarpazos del terrorismo de una forma gravísima. Presidí el funeral por Miguel Ángel Blanco y puedo decir que los días anteriores y posteriores fueron tremendos. Todas las calles en el entorno de la Iglesia, con qué sentimiento de humillación, de rabia, de impotencia, la constatación de hasta dónde podía llegar la inhumanidad de las personas. Se puede poner unos hitos en la transformación de los sentimientos de la sociedad de rechazo al terrorismo en aquellos días. Primero, pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco y segundo, rechazando absolutamente el acto terrorista que le quitó la vida. Fue poco a poco ayudando a que en el corazón de cada uno se dijera que no podía ser así, que ETA tenía que desaparecer y no habría paz en el País Vasco si ETA no desaparecía. Había que desenmascarar los refugios de la justificación del terrorismo. La victoria sobre el terrorismo es obra de todos los ciudadanos, lo que significa la vida social también por parte de la Iglesia".

Sobre el coronavirus: "En primer lugar, una reflexión de orden más trascendente: la humanidad no es omnipotente, es frágil y puede empezar el foco a miles de kilómetros y lo terminamos padeciendo también. Tenemos que estar atentos como ciudadanos a lo que digan las autoridades. Seamos ciudadanos leales, procedamos con la mayor normalidad posible siendo precavidos, eliminar riesgos de contangios, ayudemos a los más frágiles".

El Papa Francisco y la actitud ante los abusos

Sobre los 7 años del Papa Francisco: "A mí el Papa me ha enseñado muchas cosas. En una ocasión me dio las gracias por la actitud de concordia que hacía con todos. Estamos aprendiendo muchas cosas con el Papa Francisco. Llama la atención que sus documentos más importantes tienen un componente en el título que remite a la alegría y al gozo. Lo que dice el Papa queda avalado por su comportamiento. Es un rostro transparente por el gozo. Nos enseña la dimensión misionera. El Papa nos exhorta a no vivir arrinconados ni encerrados, sino que salgamos. Una Iglesia en salida confiada en el Evangelio, atrevida, sin miedos. También la dimensión social y la cercanía a la pobreza. Porque forma parte de lo que significa la marca de santidad del cristianismo. Es la clave que encierra la fidelidad al Evangelio".

¿Ha hablado con el Papa Francisco estos días? "Le saludé hace pocos días en una reunión que tuvimos en Roma. Le encontré bien, tranquilo. Me llama la atención lo bien que se encuentra con 83 años, se repone enseguida de los cansancios. Es una persona que vive en Comunicación con Dios a través de la oración y de la obediencia a través del ministerio que se le ha confiado. Eso le da paz, valor, perseverencia, paciencia en las pruebas y una palabra fresca. Sus palabras no envejecen. En esta situación que estamos ahora, me parece que es muy importante que en las familias se siga la celebración de la Eucaristía. Tenemos que restringir los movimientos exteriores seguramente".

¿Qué cree que ha cambiado? "Nosotros en la Iglesia en España nos hemos tomado en serio el acompañar a las víctimas en la medida de lo posible, en prevenir, aunar esfuerzos y recibir las orientaciones de la Santa Sede. Queremos pedirles perdón, estar cerca de ellos, acompañar. La forma más adecuada de responder no era un silencio impuesto, a veces no tenían nadie con quien expresar su sufrimiento desde dentro. Hemos cambiado profundamente. La Iglesia en España está inmersa con un gran interés en acércanos a las víctimas y evitar en el futuro estos atropellos. En las diócesis siempre tenemos una persona que sirve de contacto para acercarse y denunciar cualquier caso o expresar su sufrimiento. Es una atención privilegiada para nosotros".

Sobre la crisis independentista en Cataluña: "Nosotros desde el principio dijimos con todas las letras que no es de recibo en absoluto la declaración unilateral de independencia. Eso fue una especie de quebrantamiento grave de la Constitución que nos dimos todos. De Cataluña había dos ponentes en la elaboración del texto. Los que conocen este campo dicen que por primera vez teníamos una Constitución aprobada por todos. Tienen que rehacer la convivencia en Cataluña porque esa sociedad es la primera rota. Tender puentes como dicen los obispos en Cataluña me parece muy bien.

¿Qué le preocupa más como pastor? "Me preocupa que somos muy frágiles en la transmisión de la fe. Los abuelos, los hijos y los nietos en cuestión religiosa se nota que hay un desnivel. ¿Cómo podemos transmitir la herencia preciosa que hemos recibido? Estoy convencido de que el Evangelio es un Norte y un faro preciosísimo en la vida. Los abuelos ayudan a sus hijos en la transmisión de la fe.

¿Cómo encara el nuevo tiempo al ser miembro del Consejo de Presidencia? "Respondiendo a lo que pida el nuevo presidente. Con mucho gusto lo haremos.

¿Cómo le gustaría que fuese la Iglesia del futuro? "Pediría que sea auténticamente Iglesia, no una Iglesia con ambigüedades y falsedades. Que sea creyente, una Iglesia donde se comparta la vida, referente en la orientación de quienes no se reconocen como católicos, que sea una Iglesia con las puertas abiertas para entrar y para salir. Que estuviera siempre en la línea de los acontecimientos. La historia de 2.000 años que tenemos no es un fardo pesado. Hay que ver cuáles de estos momentos pueden ayudarnos en el camino al futuro.

¿Qué cree que le falta por hacer? "Lo que Dios quiera. Asumí el cargo de presidente porque me lo pidieron, se ha cumplido el plazo según los estatutos, es un desahogo para mí también, si el Papa me dice que puedo hacer las maletas me voy para Ávila y si el Papa me dice que siga un poco más, pues sí porque de momento tengo buena salud".

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