Buzos descubren el objeto más misterioso de la historia tecnológica en Grecia
Recuperado de un naufragio frente a la isla griega de Anticitera a comienzos del siglo XX, el Mecanismo de Anticitera fue considerado durante décadas la computadora más antigua del mundo
Madrid - Publicado el
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El Mecanismo de Anticitera data aproximadamente del siglo II a.C. y se encuentra compuesto por más de treinta engranajes de bronce en su estructura original. Fue hallado en un pecio a unos 45 metros de profundidad por buzos recolectores de esponjas, quienes primero notaron fragmentos oxidados del aparato entre los restos del naufragio.
Este artefacto permitía calcular los movimientos del Sol, la Luna y los eclipses, así como seguir los ciclos de los Juegos Panhelénicos de la antigua Grecia. La complejidad de los engranajes y la minuciosa disposición de sus piezas reflejan un conocimiento astronómico y mecánico muy avanzado para su época, comparable solo con inventos de siglos posteriores.
Fallas que desafían la perfección
Investigaciones recientes sobre los dientes triangulares de los engranajes y los pequeños desajustes en su montaje revelan que el mecanismo podía funcionar con errores considerables. Los científicos que lo analizaron mediante simulaciones por computadora descubrieron que algunas agujas, como la que seguía el ciclo lunar, podían desviarse varios grados o incluso desengancharse con el tiempo, comprometiendo la exactitud de sus cálculos.
Estos defectos sugieren que el Mecanismo de Anticitera, pese a su increíble complejidad, probablemente no era infalible. Más que una herramienta científica precisa, podría haber sido un instrumento de enseñanza o de prestigio, diseñado para mostrar conocimientos astronómicos y habilidades mecánicas que excedían lo que la manufactura de la época podía garantizar.
Entre ciencia, educación y símbolo
Los errores del mecanismo no disminuyen su importancia histórica; por el contrario, destacan la ambición tecnológica de los antiguos griegos. Aunque algunos estudios cuestionan su funcionalidad total, el artefacto evidencia la voluntad de crear un dispositivo capaz de modelar los astros y medir los ciclos del tiempo con un detalle sorprendente.
Más allá de su precisión, el Mecanismo de Anticitera sirve como testimonio del ingenio humano, mostrando cómo los antiguos intentaban comprender el cosmos y organizar su conocimiento en un objeto tangible. La combinación de metales, engranajes y escalas, junto con su conservación milagrosa en el fondo del mar, lo convierte en un legado único de la ingeniería y la astronomía clásicas.
el descubrimiento que genera fascinación
El Mecanismo de Anticitera sigue fascinando a arqueólogos, historiadores y científicos por su sofisticación y misterio. Incluso con posibles fallos en su diseño, la máquina es una muestra del pensamiento avanzado y la creatividad de la Grecia antigua.
Este hallazgo recuerda que la innovación siempre ha estado acompañada de prueba y error, y que la perfección absoluta no siempre fue necesaria para inspirar asombro y admiración. Conservado y estudiado en museos, el Mecanismo de Anticitera continúa siendo un símbolo del deseo humano por medir, entender y, en cierto modo, tocar los cielos desde hace más de 2.000 años.
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