Beato Juan Dominici
Ejemplo de paz y sencillez, su espíritu de oración, silencio, obediencia y penitencia durante el periodo del noviciado, hicieron de él una garantía de la presencia de Dios
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Recuerda el Señor que quien dejase por Él padres, hermanos y bienes, recibirá cien veces más y la Vida Eterna. Así lo asumió el Beato Juan Dominici que recordamos hoy. Nacido en Florencia en 1355, su espíritu de oración, silencio, obediencia y penitencia durante el periodo del noviciado, hicieron de él una garantía de la presencia de Dios en el Convento a lo largo de toda su vida consagrada.
Una vez ordenado sacerdote, siente cómo le falta expresión de palabra, por lo que se encomienda a Dios, para salir adelante en esta dificultad. Preocupado por la grave crisis de Monasterios que causa una fuerte relajación, intenta llevar a cabo una gran reforma. Su total adhesión y unidad en al Comunión Eclesial, le hacen alegrarse con la difusión del Evangelio, y entristecerse con la grave crisis que atraviesan los cristianos ante los cismas.
Posteriormente, la Providencia le elige desde su humildad para confundir a los más soberbios, al Ministerio Episcopal y al Cardenalato. Esta situación le sirve para luchar en bien de la Iglesia, logrando la elección del Papa Martín V. Cuando de nuevo surgen problemas y es elegido un Pontífice inválido, Juan XXIII -que nada tiene que ver con el Santo Papa del siglo XX-, el Beato Juan Dominici se despoja, entonces, de su dignidad cardenalicia.
Enviado como Legado Pontificio de Hungría y Bohemia, tiene que poner paz en los atisbos de rebeldía llevada a cabo por el Teólogo Juan Hus. Este sacerdote checo defiende que la Iglesia de Roma carece del papel que se le ha dado y que la Comunidad válida es la espiritual. Es como el preámbulo a Lutero y la Reforma Protestante. El Beato Juan Dominici muere santamente en el mes de junio del año 1420.