Santos Priscila y Áquila
Hospederos de San Pablo, el Libro de los Hechos de los Apóstoles recuerda cómo eran procedentes del mundo pagano y se convirtieron al judaísmo

Santos Priscila y Áquila, hospederos de San Pablo
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En la Sagrada Escritura se presenta muchas veces el sentido de familiaridad antural entre las personas. Hoy la Iglesia nos presenta a los Santos Priscila y Áquila, que vivieron esa acogida a los Apóstoles en la Primitiva Comunidad Cristiana. Es San Pablo en la Carta a los Romanos quien envía saludos a Priscila y Áquila sus colaboradores en Cristo Jesús y a los que agradece que se pusiesen de su parte ante las situaciones contrarias a la misma Fe.
El Libro de los Hechos de los Apóstoles recuerda cómo eran procedentes del mundo pagano y se convirtieron al judaísmo. Cuando Saulo les conoció, su dedicación era a la fabricación de tiendas y eran observantes de la Ley del Señor, aunque no eran de mente cerrada, sino capaces de asumir la Nueva Alianza. Por eso, en su casa se alojó muchas veces hasta que Priscila y Áquila se convirtieron a la Fe del Señor Jesús y le acompañaron a Pablo en su misión a Éfeso, haciendo una gran labor de apostolado.
Probablemente se establecieron allí porque ellos y Pablo lo fueron viendo como el lugar para extender el mensaje de la Salvación. El Apóstol de los Gentiles, va situando a sus colaboradores en aquellos lugares donde pueden ser verdaderos testigos continuando con su labor. Ellos serían así testigos del Señor para seguir la labor evangelizadora predicando y convirtiendo a muchas personas con su palabra.
Para su modo de vida, continuaron con su labor de tejedores de tiendas, como había sido su Maestro de Fe. También San Pablo les vuelve a mandar saludos en su Carta a Timoteo. No faltan datos de la historia según los cuales Priscila y Áquila fueron a otras partes de Asia Menor como predicadores de la Buena Nueva -a imitación de su huésped Saulo- donde sufrirán el martirio, por su condición de cristianos.