La mujer más importante de la historia: María, la madre de Dios

Hoy en el santoral del día 1 de enero, celebramos la navidad desde el punto de vista de la madre: María

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Los días grandes de la Navidad terminan a lo Grande. Si el 25 de diciembre se vive el Nacimiento en la humildad de nuestra carne de Dios, el 1 de enero hay una costumbre de llamar este día por lo que es en parte, pero no del todo. El día de Año Nuevo es correcto, pero la celebración de este fin de la Octava es la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios.

Junto al Pesebre está María, su Madre. La criatura más perfecta, más embelesada contemplando al Fruto Bendito de su vientre. En su honor se vive el primer día del año para consagrarle a Ella los próximos doce meses. Cuando se cumplió la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de Mujer, reza el Apóstol San Pablo.

Pero en el Antiguo Testamento Isaías repitió sin cesar que la Virgen está encinta y dará a luz un Hijo al que pondrá por Nombre Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”. Así lo creía el pueblo fiel hasta que surge el Edicto de Milán con la libertad religiosa. Al surgir la libertad de culto, el Patriarca Nestorio no tenía claro algunos aspectos de la Fe y predicaba a los creyentes que en Cristo su Naturaleza Divina había sido anulada por la Humana.

Ese razonamiento le impulsaba a defender que la Virgen María si había dado a luz a Jesús era al hombre y por lo tanto no podía ser Madre de Dios. El escándalo entre los fieles iba en crecimiento y la Iglesia debía actuar. Así se convoca el Concilio de Calcedonia el año 431. Está  claro que había que definir que la Virgen engendra y da a luz en el tiempo al Verbo de Dios y, por ello, es Madre de Dios. Así finalizan los días especiales de la Octava 

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