SANTORAL 5 JULIO

El santo trinitario que se consagró desde pequeño

San Miguel de los Santos estuvo profundizando siempre en su vocación de trinitario. Profesaba gran amor por la Eucaristía y tuvo momentos de éxtasis

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No faltan momentos para recordar aquellas palabras de la Escritura que dicen “antes de formarte en el seno materno te escogí”. Algo así como muchos que tienen la vocación a la vida consagrada y que ya desde el inicio de su existencia se les abren las puertas de la dedicación por completo a Dios, como le sucede al Santo de esta jornada, porque hoy la Iglesia nos presenta a San Miguel de los Santos. 

Nacido en Vic en 1591, procede de una familia muy religiosa. Su Fe le lleva a consagrarse ingresando en los Trinitarios Calzados. Una vez en Zaragoza, se pasa a los Trinitarios descalzos, en busca de una vida más acorde con el Evangelio. Pamplona, Sevilla o Madrid son algunos de los lugares por los que pasa. En este último lugar hace su noviciado, pasando también en este período por Alcalá. 

Miguel de los Santos muestra anhelos de una gran formación por lo que estudia Filosofía en Baeza, pero dadas su dotes le envían a Salamanca a estudiar Teología. Parece que la ciudad salmantina iba a ser lugar, pero no ocurre así. Completa su carrera, sino a su retorno a Baeza. Ejerce de confesor, asesor espiritual y predicador. Posteriormente, será destinado a Valladolid. Nadie ponía en duda su vivencia mística siguiendo el carisma trinitario. Se cuenta que tenía muchos éxtasis y profesaba una gran devoción a la Eucaristía.

Escribió algún Tratado sobre la tranquilidad del alma en la conciencia. San Miguel de los Santos muere en la capital vallisoletana el año 1625 y, dentro de la Orden, es considerado Patrono de la juventud trinitaria. También era muy penitente y mortificaba su cuerpo, viviendo también momentos de entrega y ayuda para con los necesitados.

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