Santa Teresa de Calcuta

En Calcuta siente que Cristo le hace reparar en la realidad de los más desfavorecidos y le dice "Ven y sé tú mi Luz". Es lo que ella denominará la "llamada dentro de la llamada"

Santa Teresa de Calcuta, Misionera de la Caridad

Redacción Religión

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Dios nos va poniendo en distintos estratos a lo largo de nuestra vida hasta llevarnos al puesto que nos toca para alcanzar el camino de perfección que nos lleve a la Santidad. Así le pasó a Santa Teresa de Calcuta, cuya memoria celebramos en este día. Durante la I Guerra Mundial nace Agnes Gonxha en Macedonia. De muy pequeña recibe la Primera Comunión. En esa temprana edad llega a los ocho años y la familia se queda sin el padre. La madre se tiene que armar de valor y cuidar de sus hijos.

Agnes queda marcada por la fortaleza del cuidado maternal que les da en casa donde también se reza porque la formación es integral en la Fe y en la vida. Esa firmeza y ese amor influyen en la futura vocación a la vida religiosa de Agnes. Esta vocación se termina de consumar en la formación que recibió dentro de su Parroquia Jesuita junto a la que ella creció y se formó. A sus diecicho años opta por entrar en las religiosas de Loreto ubicadas en Irlanda.

Su aspiración es ser humildemente una misionera que anuncie a Cristo. Cuando hace sus votos se pasa a llamar Teresa, nombre que escoge por su devoción a Santa Teresita de Lisieux. Calcuta en un centro de la Congregación, es su destino para dedicarse a la enseñanza. Una vez en esas tierra siente que "Dios la esperaba". En sus descansos repara en la gente enferma que sufre, especialmente niños.

Allí dirá que siente que Cristo le hace reparar en esa realidad y le dice "Ven y sé tú mi Luz". Es lo que ella denominará la "llamada dentro de la llamada". Así se fraguan las Misioneras de la Caridad dedicadas a la ayuda desde el amor de Dios a los hombres. Funda el orfanato en Calcuta y en 1950 es reconocida la fundación. En 1965 Pablo VI le anima en su tarea y se abre otra casa en Venezuela.

Es el inicio de la expansión. Así se dedica hasta su muerte al cuidado de los necesitados, cumpliendo lo prescrito en el Evangelio: "Cada vez que lo hicistéis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicistéis. Muere en 1997. Una de sus frases más célebres es cuando le decían que trabajaba sin descansar que dijo: "Ya tendré la eternidad para descansar".

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