SANTORAL 5 OCT

Santa Faustina Kowalska, alivio de los enfermos desde la sencillez de la Cruz

Elena era la tercera de diez hermanos. Ingresó como monja para entregar el amor de Jesús a los enfermos, hasta llegar a la santidad. 

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La misericordia de Dios siempre se muestra en el corazón de cada hombre y cada Santo la ha experimentado. Pero si alguien la ha vivido especialmente en los tiempos modernos, esa ha sido la Santa de hoy. En este día de petición y acción de gracias, bien merece la pena volver la mirada a Santa Faustina Kowalska.

Faustina es natural de Polonia. Nace en una familia numerosa. Eran nada menos que diez hermanos y ella era la tercera. Sus padres son unos humildes campesinos que aprenden a ganar el pan con el sudor de su frente. Son gente que vive la Fe sencilla y agradece a Dios cada día como un don.

El nombre de la Santa en su Bautismo es Elena. La futura santa tiene clara la situación familiar y, en cuanto puede, quiere aportar su granito de arena y lo hace sirviendo. Sólo pudo estudiar tres años. Un día tiene una visión sobre el amor de Dios lo que le hace replantearse su vida. No estaba descontenta con lo que hacía, pero quería dedicarse más a Dios.

Entonces, ingresa en las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia. Allí estará, pero no en un convento concreto porque es destinada de un lugar a otro. Todo sea por el Señor que se entrega por todos, debía pensar. Incluso, la enfermedad no le deja tranquila. El mal de ese tiempo es la tuberculosis. Faustina debe permanecer largos días en los hospitales. Pero de esa forma siente la presencia del Dios Misericordioso.

Su encuentro con Él le hace ver el amor del Señor a los hombres. Está claro que la Providencia pone todo de su parte para que los hombres no sean tontos y se dejen salvar. Para ello le deja a Santa Faustina un arma: la coronilla de la Divina MisericordiaElla alivia al enfermo que sufre para que sienta la unión con Cristo en la Cruz para redimirnos y mitigar nuestros dolores. Ya le había dicho Dios todo lo que quería mostrar al mundo. Era el momento de irse a la Casa del Cielo, hecho que sucedió el 5 de octubre de 1938. Su paisano San Juan Pablo II y los siguientes Pontífices han sido unos entusiastas de esta devoción. Santa Faustina fue canonizada en año 2000.

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