Santoral

San Hugo, obispo y afín al carisma cartujo

La Cuaresma que nos lleva a la Cruz es silencio para vivir más intensamente el gozo de la Pascua. Así han profundizado muchos Santos de todos los tiempos en su estilo de vida. Hoy, en la víspera del Domingo de Ramos en La Pasión del Señor, y comienzo de la Semana Santa, celebramos al religioso San Hugo, metido en un silencio contemplativo muy especial, así como la ayuda en el carima cartujo. Nace en Valence el año 1053.

Su madre se encargó de educarle, puesto que su padre, obtenido el permiso de su esposa, marcha a la Cartuja. Dotado de grandes cualidades, a los veintisiete años, es consagrado Obispo, tras una carrera eclesiástica con bastantes facilidades. El Papa Gregorio VII le envía a pastorear la Diócesis de Grenoble, donde habrá de poner orden ante tanto comercio de bienes de la Comunidad Eclesial y tanta deformación moral entre los cristianos.

A esto se une las deudas que dejan empeñado el Obispado. En un intento de solucionar los problemas, intensifica los momentos de oración y penitencia, pero no logra resolverlos, porque choca con un pueblo duro de cerviz e indiferente. La única solución que se le ocurre es vestir el hábito de San Benito en Clermont, algo que el Pontífice no le permite obligándole a retomar las riendas de su Diócesis.

Impulsado por la obediencia accede, a pesar de que la salud le acarree bastantes problemas. Intenta a los Papas que se suceden pedirles que acepten su renuncia, pero todo es en vano. Con el tiempo lograría dar frutos su oración y penitencia, convirtiendo a sus diocesanos. Tal y como señala el Evangelio “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. San Hugo Ayuda a Bruno y otros seis compañeros en el asentamiento de la Cartuja, muriendo en el año 1132.


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