SANTORAL 30 AGOSTO

San Guarino: abad y obispo que llevó a plenituid la reforma cisterciense

San Guarino es de origen francés y fue abad cisterciense y obispo.

Jesús Luis Sacristán García

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En este periodo estival hemos celebrado a las columnas de la vida monástica desde sus inicios. Su paso por la vida contemplativa ha dejado huellas seguidas por otros compañeros que han sentido la llamada desde su ejemplo. Hoy, a dos días de terminar el mes, conmemoramos diríamos a uno de los frutos de esa semilla contemplativa que dejaron en el mundo los grandes fundadores. Se trata del francés San Guarino. 

Este monje nace en Pont-a-Mousson (Francia) en torno al siglo XI. Atraído por el Císter desde su faceta de oración y trabajo, toma el hábito bajo la tutela de San Roberto de Molesmes. Este último fundador de la orden Cisterciense había enviado a dos monjes de nombre Andrés y Guido para que fundasen un monasterio unido a Molesmes.

La ubicación es en Aulps, término francés que alude a los Altos Alpes, en la zona limítrofe de Ginebra. El patrocinio cae en las manos de la Virgen y San Juan como protectores. Con el paso del tiempo, el Convento se unió a Claraval, creyendo encontrar allí el mejor referente de lo que fue la Reforma del Císter en la vida conventual monástica.

Guarino fue un hombre de gran autoridad espiritual, moral y humana sobre los monjes cistercienses hasta el punto de que dio un gran impulso espiritual y humano a sus religiosos. San Bernardo le felicitó por su gran hondura espiritual que contagiaba a todos. Esa personalidad tan carismática la conservó cuando el Papa le llama para hacerle obispo de Sión, en Suiza. Los fieles siempre se mostraban cercanos a su pastor, también preocupado por su vida espiritual y humana. Muere el año 1150. Sus reliquias han sido muy veneradas desde su muerte hasta hoy.

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