Santoral

San Gregorio Magno

Es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia latina o de Occidente, junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán

La calidad de vida de muchas personas ha hecho que testimonio hay sido un gran aliciente para los demás. Hoy recordamos a San Gregorio Magno, uno de estos grandes Santos como dice su nombre. Su nacimiento se sitúa en Roma el año 540. Hombre de gran prestigio, desempeña cargos de importancia, como es el de Prefecto de la Urbe, lo cual le da un gran conocimiento en la Fe y en la vida de la realidad que le toca asistir.

También fue Legado Pontificio en Constantinopla. Pronto la Providencia le llama a una vocación especial: servir a Dios desde el carisma monacal. Su sencillez, a la vez que su grandeza, le llevan por ese sendero para prepararse a una tarea mayor. A los 50 años es elegido Papa, tras la muerte de Pelagio II, con un Pontificado de grandes frutos espirituales y pastorales en la comunidad eclesial.

Entre las iniciativas pastorales que pone en marcha, están la expansión y consolidación de la Fe, así como la reforma litúrgica para una mayor vivencia del Misterio Salvífico dentro del Pueblo cristiano. Su espíritu, profundamente caritativo, se muestra en la ayuda a los más necesitados, siguiendo los consejos de Cristo en el Evangelio, como buen samaritano. Ya recalca el Señor que no nos podemos encerrar en nuestro interés, sino buscando la Gloria de Dios y el bien del prójimo.

Su insistencia en la oración hace que consiga la conversión a la Fe de Inglaterra. San Gregorio muere el año 640, cobrando especial relevancia los escritos morales y teológicos que dejó a la Iglesia Universal. Todo ello le valió el sobrenombre de Magno. Dicen que el cántico gregoriano se le pudo atribuir a él pero, aun cuando no fuese así, él sintió la urgencia de la Providencia para adorar a Dios cantando sus alabanzas.


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