SANTO 20 NOVIEMBRE

San Felix de Valois: el Santo ermitaño que rescató cautivos

Hoy recordamos la vida de San Felix de Valois que tras su vida de ermitaño se dedicó al carisma trinitario junto a San Juan de Mata.

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La Providencia pone a cada uno en su camino. Y para llevar a cabo sus planes cuenta con muchas personas que sean generosas y estén dispuestas. Hoy hacemos memoria de San Félix de Valois, que tuvo parte en la fundación del carisma trinitario. Su vida transcurre entre los siglos XII y XIII. Desconocida la fecha concreta de su nacimiento, se ha especulado mucho acerca de su origen. Según algunos de los que escribieron su biografía el apellido le viene de la casa real francesa a la que pertenecía, mientras otros sostienen que, tal y como ocurre en la mayoría de los casos, éste hace referencia a Valois, lugar de su nacimiento.

A pesar de todo, si tuvo alguna relación con la nobleza poco destacó en su vida puesto que él siempre quiso pasar desapercibido desde la sencillez y la humildad. De hecho se cuenta que vivió en el bosque de Gandelu, dentro de la Diócesis de Soissons. El pueblo se llamaba, concretamente, Cerfroid. Allí se desarrollaba su vocación a la vida eremítica siguiendo la estela de tantos ermitaños que han sido elevados a los altares. Pero era Dios el que tenía otros planes diferentes para él. Aquí entra en escena su discípulo, el también Santo Juan de Mata, quien le pide a su maestro que funde una orden para redimir cautivos, realidad muy patente por entonces. 

Félix es mayor pero descubre el plan de Dios y se pone en sus manos para seguir su voluntad y sufrir si es necesario. Forjada y rezada la idea, se materializó en proyecto. Ahora sólo faltaba la autorización canónica, por lo que ambos partieron en 1197, en pleno invierno a Rompa para obtener la aprobación del Papa. Una vez logrado el propósito extienden el carisma en Italia y Francia. Especialmente destaca el Convento de San Maturino en París. San Juan de Mata se marcha a Roma y Félix administra buena parte de los monasterios de la proncia Francesa. También s  centra en Cerfroid donde se va a la Casa del Padre.

Canonizados ambos Santos por Urbano IV, en la mitad del siglo XVII se establece su culto como cofundadores de la Orden Trinitaria. Cuenta la historia que un día Félix y Juan vieron en una fuente del bosque un ciervo con una cruz griega de color rojo un aspa y azul la otra. Interpretándolo como una señal divina dieron este emblema a su fundación.

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