Santoral

San Cirilo de Jerusalén

Obispo griego y miembro destacado de la patrística. Es venerado como santo tanto por la Iglesia católica como por la Iglesia ortodoxa

Cada uno de los Misterios Centrales de nuestra Fe han sido meditados por los Pastores de la Iglesia para hacerlos cada día más comprensibles a los demás, a modo de catequesis evangelizadora. Hoy recordamos, precisamente, a San Cirilo de Jerusalén, que oró reflexionando y explicando las Verdades de Fe. Nace en el seno de una familia cristiana el año 315. Su dulzura le hacía cercano a las personas.

Mantuvo precisamente una gran amistad con San Hilario de Poitiers, así como el obispo San Atanasio. Su defensa en favor de la Fe, se hizo patente en el Concilio de Constantinopla del año 381. Nombrado Arzobispo de Jerusalén, mostró una dulzura mayor y en extremo, si cabe. Sin embargo, padeció multitud de incomprensiones, cuando tuvo que ser firme en la defensa de las verdades de Fe. Su condena del arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo, le condujo a ser desterrado, situación que sufriría en varias ocasiones.

El haberse despojado de algunos bienes eclesiales para venderlos a favor de los pobres y necesitados, siguiendo las indicaciones de Cristo en el Evangelio, le valió una innumerable lluvia de críticas e incomprensiones. Entre sus múltiples escritos, destacan algunas Catequesis. Uno de los temas abordados, será la Presencia Real y Verdadera de Cristo en la Eucaristía, en cada una de sus partes y partículas.

Cuando retorna de su último destierro, se encuentra la Ciudad Santa llena de divisiones y de dificultades. Él intentará reconducir la situación, orando y luchando en bien de la paz, la concordia y la armonía, así como esforzándose para que los que habían abrazado las herejías, volviesen a la Fe, con un acompañamientos en esa conversión. San Cirilo de Jerusalén muere el año 386 en su misma Diócesis y es también Doctor de la Iglesia.


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