SANTORAL 28 DE MARZO

El hombre que cargó con la Cruz de ser papa ante las herejías

Sixto III tuvo que hacer frente a las desviaciones pelagianas y nestorianas para defender la doble naturaleza de Cristo

Jesús Luis Sacristán García

Tiempo de lectura: 1’

La Cuaresma también nos puede poner enfrente dificultades, que no son sino cruces para curtirnos en la fortaleza y el seguimiento de Dios y en la dureza de nuestra vida para salir al paso de tantos momentos de abrirse paso en la maleza del camino con los pecados, luchas e ingratitudes. Hoy es la conmemoración de San Sixto III, quien experimentó lo que es cargar con la Cruz pero también llegar victorioso a la Pascua.

Accede al Papado tras la muerte de San Celestino I, el año 432. Sus ocho años de Pontificado estuvieron llenos de multitud de exigencias, en respuesta a los problemas planteados. Uno de ellos fue la herejía pelagiana, que combate este Papa y que condenaría su sucesor, el Pontífice Zósimo. Dicha desviación, promovida por el monje Pelagio, decía que no era necesaria la Gracia Divina para realizar buenas obras. Esta polémica hace que Sixto escriba dos cartas al Obispo Aurelio, que condenó, por seguir este error, a Celestio.

Pero las dificultades seguirían, esta vez, de la mano de Nestorio. Este Obispo de Constantinopla, oriundo de Antioquía, defendía que Cristo no era una Persona Divina que sustenta las dos naturalezas –la divina y la humana-, sino que en Él había dos Personas. A eso añadía que la Virgen María no era Madre de Dios. Ello obligó a la convocatoria del Concilio de Éfeso en el año 431, con una rotunda condena, señalando que Cristo es una Persona Divina que sustenta dos naturalezas. 

Los esfuerzos del Papa para obtener la conversión de los difusores del error fueron malinterpretados, de modo que, gracias al Concilio convocado por el emperador Valentiniano, quedó restablecido su buen obrar. Muere en el año 440, no sin antes restablecer las Basílicas de San Pedro, San Lorenzo y Sta. Mª La Mayor.

Religión