Santoral

Adviento: Esperando al Mesías

Uno de los momentos que más resuena en el Libro del Apocalipsis es “Todo lo hago nuevo”. Esa novedad es la que se nos invita a vivir en este Tiempo de Adviento que comienza. Se trata de una palabra latina que se traduce por “advenimiento” o “llegada”. La Iglesia insiste en tres Venidas. La Primera es la Venida histórica que recordaremos desde el 24 de diciembre en la Misa del Gallo hasta el Bautismo del Señor el domingo 8 de enero.

La Segunda es que esperamos al final de los tiempos donde vendrá a juzgar con Gloria. La otra Venida es la que contemplamos cada día en la Eucaristía. Los inicios nos llevan hacia el año 380 en España, en el Concilio de Zaragoza. En él se invita a los cristianos a participar en la Feria Mayor del Adviento y del Nascimiento de Cristo. Estos días van del 17 de diciembre como preparatorios, hasta el día 6 de enero, ambos inclusive.

Por ellos los fieles deben ser más sencillos en su costumbre y su hacer para acoger al Mesías que llega para entrar en el corazón de los hombres de buena voluntad. Todos los actos espirituales que haya obligan a los fieles. San Gregorio de Tours pide en Francia un ayuno riguroso en este periodo para acoger al que Viene en la humildad de nuestra carne. Todo esto nos conduce a Roma donde la iglesia vivie una extraordinaria fiesta del Nacimiento de Jesús con un auténtico substrato de Fe plasmado en las celebraciones de esos días.

San León Magno advierte que la Navidad es el preámbulo de la Pascua porque el Pesebre nos habla de la Cruz, la noche de Belén de las tinieblas del Viernes Santo y la Vigilia de Medianoche del día 24 de diciembre preludia la Vigilia Pascual. En este periodo son preferentes La Virgen María como la que mejor espera al Salvador y, junto a Ella, San José. También unimos al Profeta Isaías, voz que grita en el desierto “preparad el Camino al Señor” y Juan Bautista, el Precursor. Hoy conmemoramos a Nuestra Señora, La Virgen de la Medalla Milagrosa.


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