
Madrid - Publicado el
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Dios siempre ha prometido a sus servidores que les daría palabras a las que nadie podría hacer frente ni rebatir. Hoy celebramos a San Lorenzo de Brindis. Desde su carisma vinculado a las Órdenes mendicantes, tuvo una elocuencia singular que era un Don de Dios. Nacido en el año 1559, en Brindis, cerca de Nápoles (Italia), desde pequeño tuvo una memoria asombrosa.
Tras ingresar en los capuchinos, se centra en el estudio y el aprendizaje de cuanto lee. Entre los seis idiomas que habla están el griego, latín, hebreo, alemán o francés. Sucesivamente fue Superior del Convento, de Italia y de toda la Orden.
Su oratoria que tocaba los corazones le hizo predicar en la Congregación los Ejercicios Espirituales dos años consecutivos y con grandes frutos. Durante todo este periodo fue un infatigable misionero que se desvivió por todos.
El Pontífice le mandó a Checoslovaquia y a Alemania a extender la Fe, periodo en el que se desató una fuerte lucha contra los infieles, ganando los cristianos. Precisamente el Protestantismo había hecho impacto y él en la zona germánica combate este herejía con su doctrina ortodoxa.
No en vano dominó bien la Cristología -que es el Tratado sobre Cristo Dios y Hombre Verdadero- y la Mariología -Tratado sobre la Virgen María-. Atribuido el mérito al Santo, el Papa Clemente VII le envió como legado suyo a varios países.
San Lorenzo de Brindis muere en el año 1619. Era el mismo día de su cumpleaños. En ese momento se encontraba realizando una misión diplomática en Portugal. Es uno de los Santos más venerados dentro de la Orden Capuchina.





