EL SANTORAL DEL DÍA
San Esteban de Die, maestro de oración y obispo cartujo
Comentado por Jesús Luis Sacristán
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Cuando un carisma existe es porque el Espíritu así lo quiere. Es un camino que lleva a Dios como los demás. Hoy es San Esteban de Die. Su vida eremítica le hace idóneo a los ojos de Dios para ayudar a perfeccionarse a su Iglesia. Nace en Lyon a mediados del siglo XII. Su familia, los Chatillón, es de clase alta, pero de profunda religiosidad.
Él tiene un carácter dulce y afable, al tiempo que busca la contemplación de los Misterios de la Fe. Él ingresa en la Cartuja de Die. Una vez que toma el hábito se convierte en un verdadero místico contemplativo y maestro de oración para sus compañeros de Monasterio. Su penitencia y rigor va mucho más allá de lo que propone la propia Orden.
También se adentra en el estudio para conocer los más altos y profundos Misterios. Elegido abad, su fama corre fuera del convento. De hecho, a pesar de su carisma muchos piden su bendición y dirección espiritual para salir adelante. Elegido obispo de Die, lo rechaza. De nada sirven las órdenes de sus superiores para que no lo deje.
Pero acepta cuando el Papa mismo se lo pide. Su ministerio fue de gran preocupación por las almas. Todo esto dio más frutos de los esperados entre sus feligreses. De hecho, de vez en cuando se iba a su lugar de origen para ayunar y meditar. Era la manera de seguir adelante en su apostolado de vida activa.
Tampoco olvidó su condición de cartujo. En una visita a cartujos enfermos, contrae una enfermedad que le postra en cama hasta que muere aclamado como Santo por todos en 1208. Algunas personas enfermas en vida de él le habían pedido ayuda y habían obtenido la curación. En el año 1859 la Orden cartujana incluye en el Santoral a San Esteban de Die.