
Madrid - Publicado el
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Cada día trae sus propias preocupaciones y sus avatares. Esto es lo que recuerda el Evangelio para que en cada momento vivamos el presente. La reflexión nos lleva a contemplar que hoy es Lunes Santo. Se trata de la segunda jornada incluida en los días menores de la Semana Santa. Pero no por eso tiene menor importancia porque nos va situando en el contexto del Triduo Pascual.
Este día entra todavía en el Tiempo de Cuaresma que concluirá con la Misa de la Cena del Señor el próximo Jueves Santo. La Iglesia contempla el momento en que Lázaro ha sido resucitado y ofrece una cena al Señor. En el transcurso del banquete María, hermana de Lázaro le unge al Señor con un perfume de nardo ante la crítica de Judas.
Él defiende que ese dinero se ha malgastado porque se podría haber dado a los pobres. La respuesta de Jesús les deja admirados. La tradición de la Iglesia denomina este día “Lunes de Autoridad”. El motivo es que Cristo echó a los mercaderes del Templo.
Cuando subió al Lugar Santo vio a todos vendiendo y traficando con dinero y los expulsó por convertir su Casa, que es Casa de oración en una cueva de bandidos. Esto le llevó a dejar la cosas claras a las autoridades del Sanedrín que consentían semejante profanación. También maldijo la higuera que no tenía frutos porque fue a buscarlos y no los encontró cuando tenía hambre.
Además, es la ocasión en la que asegura en el Evangelio que “Él tiene poder para entregar la Vida y también tiene poder para recuperarla”. Todo esto asevera que la gente se admiraba de su Autoridad que nada tenía que ver con los letrados, los fariseos y los ancianos.