El Pan y el Cáliz, por José-Román Flecha

El Pan y el Cáliz, por José-Román Flecha
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Al final te entregaste a los de cerca y a los de lejos. Al celebrar la eucaristía hacemos memorial de tu entrega. Ya sabemos que dar la razón a un ajusticiado significa quitar la razón a quien lo ajustició. En cada eucaristía proclamamos tu muerte. Por eso, nuestra celebracion es tan peligrosa.
Hoy crece el número de las personas que mueren de hambre y de miseria. Con mucha frecuencia son alimentados gracias a la ofrenda de los más pobres y al servicio voluntario de los más sencillos. Recordar tu compasión nos hace avergonzarnos de nuestra comodidad y nuestra indiferencia.
Tú eras el pan vivo bajado del cielo. Tú eras el alimento y el aliento inesperado, la ayuda y la ternura. Tú eres pan y promesa, paz y justicia, cercanía y esperanza. Tú nos invitas a hacernos eucaristía y a dejarnos comer por los hambriento de este mundo. A convertirnos en lo que tú eres y nos das. A eso nos compromete comer tu pan y beber de tu cáliz.