Descubre con el sacerdote Jesús Luis Sacristán cómo se impone la ceniza sobre la frente

Durante la Santa Misa del Miércoles de Ceniza se da una situación especial

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El Miércoles de Ceniza es uno de esos días en los que la Santa Misa tiene algún elemento distinto que la hace especial. En este caso es sin duda la ceniza. Cada año este día da el pistoletazo de salida al tiempo de Cuaresma, que se dirige hacia la Pascua. El periodista y sacerdote de la Cadena COPE, Jesús Luis Sacristán asegura que este día "marca esos 40 días hasta llegar al Triduo Pascual. Cuaresma quiere decir 40 días, que son realmente 46, ya que no se cuentan los 5 domingos que no son días penitenciales".

El Miércoles de Ceniza "es como el sprint para llegar a la Pascua". ¿Y qué pinta en todo esto la ceniza? "La ceniza es un signo convencional dentro de la Iglesia porque ya en el Antiguo Testamento, muchos de los patriarcas y profetas cuando hacían penitencia, se cubrían con ceniza la cabeza. Aquellos que se iban a convertir o a bautizar y hacían penitencia, les imponían la ceniza y llevaban la cara tapada. De ahí también que los cofrades lleven la cara tapada. De esa forma se cumple aquello del Evangelio de cúbrete de ceniza y que sea Dios y no los demás, los que vean tu capacidad de hacer penitencia y de rezar".

"La ceniza se obtiene de quemar los ramos y palmas sobrantes del Domingo de Ramos del año anterior", explica Jesús Luis. Cuando llega el momento en la Eucaristía, de imponer la ceniza, "hay dos fórmulas, una es tomada del Antiguo Testamento, cuando el Señor le dice a Adán, "recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás" y la otra proviene de la situación de esperanza en la salvación: conviértete y cree en el Evangelio. Con cualquiera de las dos formas se impone la ceniza sobre la cabeza haciendo la señal de la cruz. De esa manera empiezas tu tiempo penitencial personal, junto a toda la Iglesia para llegar a la Pascua de la Resurrección".

El mensaje: la conversión 

El mensaje que transmite la Iglesia con la ceniza a los fieles es un llamado fuerte a la conversión. Se hace a través del signo de la ceniza bendecida como recordatorio a la persona de lo efímero de la vida. Sirve a su vez como preparación a los signos de vida de la luz, el agua y el fuego que se emplean en la Pascua de Resurrección. 

La penitencia: no es un castigo

Por esa razón, el tiempo de Cuaresma que comienza hoy con el Miércoles de Ceniza tiene asociada otra palabra: penitencia. No se trata de un castigo, si no de una opción libre para preparar el alma y seguir a Jesús en su propia preparación para su Pasión y Muerte. Un cambio de mirada y de mentalidad que caracterizan al cristiano: la búsqueda de Dios por encima de las cosas del mundo.

Ayuno y abstinencia 

El ayuno y la abstinencia son dos palabras que también marcan la Cuaresma. Son dos prácticas que acompañan a estos 40 días. Las ha establecido la Iglesia en consonancia con el Evangelio  y guardan sentido con la preparación del alma. 

El ayuno estipula que el católico reduzca la cantidad de alimento que consume de forma usual. Las edades a las que afecta esta norma es desde los 18 hasta los 59 años. Es de carácter obligatorio especialmente el Miércoles de Ceniza y Viernes Santo. 

Por su parte, la abstinencia dicta que cualquier católico a partir de los 14 años ha de renunciar a consumir carne los viernes de Cuaresma. La razón, honrar la Pasión de Jesús del Viernes Santo. Esa abstinencia incluye la carne del animal, sus órganos en cualquier forma y el pollo. Los pescados, vegetales, mariscos y derivados de productos animales sí que se permiten. 

Ambas prácticas las observa la Conferencia Episcopal Española en consonancia con el Código de Derecho Canónico. 

El símbolo de la ceniza

Detrás del símbolo de la ceniza también se esconde lo que los cristianos nos preparamos para vivir. La Cuaresma comienza con la ceniza, producto de la combustión de materiales consumidos por el fuego. Es un símbolo de lo que va a morir en nosotros, el llamado "hombre viejo", para que nazca el "hombre nuevo" por el fuego, el agua y la luz de la Pascua.

La ceniza que se usa en cada arranque de Cuaresma no es fruto de cualquier quema de objetos. La que se impone en el día de hoy en la cabeza de los católicos proviene de las palmas y ramos del Domingo de Ramos del año anterior.

Por otro lado, la ceniza es un signo que recuerda cómo se vivía la Cuaresma en la Iglesia primitiva. Según la tradición, en torno a los siglos V y VI. Los primeros cristianos hacían la penitencia de forma pública con un sayal y lo solían acompañar de ceniza a partir del siglo VII. 

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