Olaizola: «Lucía fue la testigo que permitió deshacer el bulo de que a los jesuitas los mató la guerrilla»

La nueva película de Imanol Uribe narra la historia de la salvadoreña Lucía Barrera, testigo de la matanza de la UCA

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«Lucía existe, fue testigo, la sacaron del país porque posiblemente habría acabado como los jesuitas; y fue la persona que permitió deshacer el bulo de que había sido la guerrilla». José María Rodríguez Olaizola, secretario de comunicación de la provincia de España de la Compañía de Jesús, confirma a ECCLESIA la exactitud de los hechos que se cuentan en Llegaron de noche, la película de Imanol Uribe que llega hoy a la gran pantalla. «Lucía existe, no es que se hayan inventado un personaje para contar una historia real. Vive en Estados Unidos».

El film recrea las vivencias de Lucía Barrera, una empleada de la limpieza salvadoreña que fue testigo accidental de la matanza cometida la noche del 16 de noviembre de 1989 en la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA), en la que fueron asesinados seis jesuitas —cinco de ellos españoles, uno el rector, Ignacio Ellacuría— y dos mujeres.

«La suya es la parte menos conocida de la historia», dice Olaizola, que califica el film como «muy realista» y muy bien ambientado.

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—José María, ¿qué supuso para los jesuitas esa masacre?

—Confirmar, de alguna manera, la intuición que la Compañía sostenía desde casi dos décadas antes: la formulación de Pedro Arrupe de que nuestra misión era el compromiso con la fe y con la justicia que nace de la fe. Esa opción por la justicia fue llevando a un goteo de víctimas. Murieron más jesuitas en otros lugares, pero tantos de golpe, y de aquella manera, no. Todo esto confirmó a la Compañía de alguna manera en que la opción que había tomado era la que había que tomar: la de la Cruz, vivir el seguimiento de Jesús hasta el final. Se convirtió en un acicate.

—Han pasado muchos años. ¿Qué recuerda de aquellos días?

—Yo entonces era un novicio todavía, pero recuerdo la avalancha de peticiones que hubo por parte de otros jesuitas para ir a la UCA a cubrir los huecos que dejaban las víctimas. Y ello en un contexto difícil y hostil en el que ellos podían ser los siguientes. Aquello confirmó mucho una manera de entender la misión. Se dio un testimonio muy grande de compromiso. Aquí, en España, el impacto de los asesinatos fue grande.

—¿Han quedado satisfechos con el resultado de la película?

—Sí. La he visto con algún compañero que asistió al funeral en El Salvador, con gente que conoce a Lucía, y la impresión de todos es que es fantástica. Realmente es una película que cuenta lo que quiere contar y lo cuenta bien.

—Hace unos años la Compañía de Jesús colaboró con Martin Scorsese en Silencio, sobre los inicios de la evangelización en Japón. ¿Trabaja la Compañía en más proyectos vinculados al cine?

—Directamente, no. No es que nosotros emprendamos ningún proyecto, pero es verdad que el mundo jesuítico tiene sus peculiaridades y escenarios muy propicios para contar historias. Es el caso de La Misión, en su día. Ha habido otros casos y otros proyectos. Ahora mismo, otro director, Imanol Rayo, ha hecho una obra muy personal sobre Ignacio de Loyola, sobre su conversión, fuera de los circuitos cinematográficos… En la medida en que se puede, estamos encantados de colaborar y asesorar en todo lo que puede dar veracidad y verosimilitud a las historias que se cuentan. Y hay muchas historias apasionantes que contar.

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