¿Feliz? Navidad

Revista EcclesiaAuxi Rueda

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Hace unos días, viendo con mis hijas (una vez más) las películas de Harry Potter, escuché de boca de uno de los profesores una frase que me ha hecho pensar: "la felicidad puede hallarse también en los momentos de oscuridad, si sabemos bien cómo encontrar la luz".

Curiosamente, llevo años utilizando esta iconografía de la luz y la oscuridad para hacer mis felicitaciones de Navidad. Me parece la más grande de las lecciones que nos deja este momento tan especial del año. Aunque todo se vea oscuro, aunque el miedo nos pueda, aunque la incertidumbre nos ahogue, "la luz brilla en las tinieblas" (Jn 1, 4 – 5). El Niño Dios, que nace cada Navidad, que se hace hombre como nosotros, con todas nuestras debilidades, es esa Luz de esperanza que ilumina nuestro camino.

Todo esto cobra aún más sentido en un año tan caótico y doloroso como éste, que estamos a punto de despedir. Pronunciar la frase "feliz Navidad" parece que nos da cierto apuro, cierto reparo, cuando la felicidad se ha oscurecido en nuestros corazones, y el dolor se ha apoderado de tantas y tantas familias. Puede que haya quien, incluso, destierre esta fórmula de cortesía, pues le parezca un agravio, dadas las circunstancias que padecemos.

Sin embargo, creo que más que nunca debemos desear una feliz Navidad. Sí, feliz pese a las circunstancias. Será feliz si sabemos apreciar esos momentos de felicidad en las cosas más pequeñas, aún en la oscuridad, como decía el profesor de Potter. Será feliz si escuchamos las risas de los niños, cuya inocencia es una burbuja que aísla el miedo. Será feliz si apreciamos la salud de los nuestros, si nos cuidamos unos a otros y posponemos las comidas familiares para otro año; porque estar juntos es mucho más que juntarse a cenar. Será feliz también si recordamos con cariño y nostalgia a quienes no están. Será feliz, en definitiva, si sabemos vivir los momentos de dolor con esperanza. La esperanza que nos trae la VIDA con mayúsculas.

Navidad es tiempo de alegría, aún en medio de la pena. Dejemos atrás las lamentaciones, las quejas por los toques de queda o el hecho de no poder hacer comilonas multitudinarias. Y redescubramos la humildad de este tiempo, que nos invita al recogimiento en la familia más cercana, donde sentiremos el corazón pleno de esa felicidad que deseamos sinceramente al prójimo cada vez que decimos con orgullo FELIZ NAVIDAD.

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