La octava es la vida, por Javier Prieto

Revista EcclesiaEcclesia

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Dice el refrán que "todo santo tiene su octava". En este fin de semana estamos de octava del Corpus Christi y es buen momento para preguntarnos en qué se nos nota haber celebrado la fiesta del Corpus.

La fiesta del Corpus, a pesar de las limitaciones que conlleva la situación de pandemia, ha sido un momento de encuentro profundo con el Señor que se acerca a nosotros en su presencia eucarística. ¿Nos puede dejar indiferentes?

Celebrar el paso de Cristo en la Eucaristía por nuestras calles es una invitación a sumarnos a la procesión eterna de sus testigos. Si Cristo se hace presente en la Eucaristía para ser alimento de nuestra vida, para hacernos cada vez más cuerpo suyo y para dejarse contemplar, nosotros debemos continuar esa presencia desde nuestra condición de bautizados, viviendo diariamente nuestra vocación específica.

Por eso, la octava del Corpus, la continuidad de esta fiesta, es hacer de nuestra vida presencia de Cristo. Gozar de su presencia en la Eucaristía, reconocerlo en los más necesitados, descubrirlo en su palabra y hacerlo presente en nuestro mundo con lo que hacemos, decimos y proponemos, pero especialmente con la forma en que amamos.

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