¡Sígueme!

En la reflexión sobre el Evangelio de este domingo se resalta el compromiso que exije ser un verdadero seguidor de Jesús

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Hoy, Jesús, me llamas y me dices: “¡Sígueme!”. Y me lo dices a través de este texto. Te queda muy poco para dejar la tierra y para irte, y para eso envías mensajeros por delante. Pasan por una aldea de Samaría y no te reciben. ¡Y cómo la respuesta de Santiago y Juan te duele! “¿Quieres que mandemos fuego?”. Y entonces les dijo: “No, no”. No te gustan esas reacciones: al mal echarle más mal.

De camino surge todo lo que a mí me preocupa hoy en este encuentro contigo, en esta oración contigo. Uno te llama y te dice: “Maestro, te seguiré donde vayas”. Y Tú le dices: “Pero ¿tú sabes bien a dónde me quieres seguir? Si no tengo ni dónde reclinar la cabeza; no tengo ni casa, ni tengo nada. ¿Me quieres seguir? Pero que sepas a lo que te comprometes”. Y a otro le dijiste: “Sígueme”. Y él responde: “No, no puedo ahora, déjame que resuelva mis cosas. Tengo que enterrar a mi padre”. Y Tú dices: “Deja que los muertos entierren a sus muertos”. Y otro se te acerca y [te dice]: “Te seguiré, Señor, pero mira, primero déjame despedirme de todos, de mi familia, de todos”. Y Tú le dices: “El que echa la mano en el arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de los Cielos”.




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