Volvemos, pero muchos no

Revista EcclesiaAsier Solana Bermejo

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Vuelve el fútbol. Vuelven las misas. Vuelven las terrazas. Y ese dato que hemos conocido esta semana, el de que, por primera vez, el gasto en pensiones ha disminuido. Un síntoma más de que, en este camino, mucha gente se ha quedado atrás. ¿Salimos más unidos? No lo parece, pero tengamos esperanza. Lo que está claro es que salimos muchos menos, que decenas de miles han quedado atrás. Ellos no lo podrán contar, pero nosotros sí, y me asalta, como periodista, la duda de cómo será esta historia.

Nos tiene que doler. Por de pronto, el país entero está de luto oficial: "Porque es digno consolidar los vínculos sociales con un duelo colectivo y unitario en recuerdo de todas las víctimas provocadas por la violencia, el terror, las catástrofes o la enfermedad", nos dice el BOE que ha declarado estos días que, por lo menos, deberían invitarnos a pensar. Quien más, quien menos, hemos experimentado de cerca la muerte. Ojalá el último servicio que nos haga esta generación que ha pasado por una guerra, una peor posguerra, una dictadura, y la lucha por la libertad, no pierda tantos de los suyos inútilmente. Ojalá que, desde su recuerdo, podamos unirnos.

Porque un virus no hace distinción entre unos y otros. Además, y de eso tenemos que estar orgullosos, nuestro sistema de salud también está diseñado para no hacer distinciones en función de la nómina de cada quién. Todos, seguro, tenemos algún nombre en que pensar. Él o ella, esa persona buena que se fue y a quien no le gustaría ver que nos podemos convertir, otra vez, en una sociedad de trincheras.

Dentro de unas cuantas décadas llegará una generación venidera de historiadores que contarán lo que los periodistas no podemos contar. Solo pido que, a pesar de todas las tensiones que vivimos, puedan decir que, si al menos no salimos mejores ni más unidos, por lo menos tampoco más estropeados.

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