Lo que la fe puede hacer en un hospital: "Ya no tengo miedo"

¿Qué es lo que puede producir la fe, a la hora de sobrellevar una enfermedad o el duelo?

Tiempo de lectura: 3’

Después de semanas en el hospital, de cansancio, de no comer nada, de dolor.... de saber lo que se avecina y de intentar localizar a un sacerdote discretamente y con pulso temeroso, la providencia quiso que el capellán del Hospital Clínico de Madrid apareciera por casualidad en la puerta. Los familiares presentes salen de la habitación y Paco se queda solo con el sacerdote.

La quimio es dura, comer sin sal durante meses tampoco está mal, dormir fatal teniendo 92 años hace que esto sea todavía más complicado y encima el no tener fuerzas ni para hablar... es lo peor. Paco ya casi no come, no duerme bien y tampoco habla prácticamente. Fuera los familiares están preocupados, sabiendo que el final es inminente, se presenta un momento muy delicado y uno nunca sabe cómo se va a tomar que un sacerdote te visite en ese momento.

Dentro de la sala, el sacerdote se presta para lo que necesite: lo primero escuchar y acompañar; y si hace falta y el paciente lo requiere, administrar los sacramentos que necesite. Paco se confiesa y recibe la Santa Unción. Cuando el sacerdote sale de la habitación del hospital, los familiares vuelven a entrar sin esperar en absoluto lo que se iban a encontrar.

El rostro de su padre se ha transformado por completo. Su "mirada se ha iluminado" y hasta su hija no creyente se emociona al ver la mirada de su padre en la cama del hospital. Él mira a sus hijas con esos nuevos ojos , las coje de las manos y les dice: "Ya no tengo miedo".

La fe en el hospital

Marina Fernández es psicóloga sanitaria y trabaja habitualmente con personas que lidian con el duelo de perder a un ser querido, tiene su propia consulta y también atiende en urgencias. Ella tiene claro que "la fe es muy importante". Poco antes de la entrevista que ha concedido a cope.es, ha estado con unos religiosos de una congregación. "En la propia consulta, la tranquilidad que había... me ha parecido significativo. Todo era mucho más tranquilo, afable, todo seguía, no había bolqueos..."

Desde la experiencia atendiendo personas, Marina cuenta que "las personas religiosas pueden aceptar o no algo que les ocurra, pueden enfadarse... pero en vez de quedarse ahí anclados, pasan más fácilmente al 'continuar'. A abrir esa nueva etapa en la que hay que seguir viviendo. Y que se puede seguir viviendo bien".

El simple hecho de que viniera, del respeto, del afecto que me trasmitió, me hizo sentir mejor

"Ayer me decía una persona: 'yo no soy creyente pero cuando perdí a mi bebé en el hospital, el cura vino a ofrecerme ayuda. A ofrecerme si podia colaborar en algo. El simple hecho de que viniera, del respeto, del afecto que me trasmitió, me hizo sentir mejor'", relata la psicóloga Marina Fernández.

Explica que "es como un punto de anclaje ante una situación que nos desestabiliza, que te permite continuar, que te da esa estabilidad, que te permite continuar. Es como la red que se pone en el circo para los trapecistas. Uno sabe que hay Alguien ahí, que no estoy solo, que pase lo que pase voy a salir de esto. Permite que te calmes, te da esperanza y te ayuda a salir en el proceso".

Uno sabe que hay Alguien ahí, que no estoy solo, que pase lo que pase voy a salir de esto

"La fe te ayuda a saber que la persona que ha fallecido está en un sitio mejor. Te permite asumir y no luchar contra lo que ha pasado", relata Marina Fernández. Y no solo se refiere a la fe de una persona religiosa, sino a la fe como "actitud. Me sirve para calmarme, para poder tener un lugar de paz y protección. Es un momento de conexión en el que me siento protegido. Cuando uno está en el hospital, se acerca a una capilla y se conecta con esa fe, siente que está a salvo, que dentro de lo que está ocurriendo, es un momento de parar esa situación, para tomar aire y poder conectar con la esperanza".

Algo que este redactor que firma el texto de la noticia, puede atestiguar, ya que 'Paco' -cuyo nombre real prefiero guardarme- se fue unos meses después, con mucha paz, al lugar que le correspondía y que Dios quiso. Y lo sabe, porque él fue uno de esos familiares que le acompañaba mientras pasó por esta última etapa de la vida. De la vida de aquí.

Relacionados

Religión