Un trébol para el camino

No perdamos la calma, porque el Señor, aunque nos parezca que duerme, se ocupa de la barca de su Iglesia. Nosotros, hagamos sencillamente nuestra parte

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Tres cosas viene señalando el Papa Francisco, en plena continuidad con sus predecesores, necesarias para que la Iglesia se renueve, camine y realice su misión en el mundo: el asombro y la adoración; la escucha del Espíritu Santo, y la primacía del conjunto, de la totalidad católica.

Asombro y adoración: porque nunca podemos dar por supuesta la fe, aunque llevemos toda la vida.Frente a Jesucristo presente no puede sino surgir el asombro, la gratitud, la adoración. De lo contrario, es que la fe se ha reducido a costumbre o, peor aún, se ha convertido en ideología.

Escucha del Espíritu Santo: porque Él es el alma de la Iglesia, su sustento, su única fuerza. Sin esa escucha disponible y abierta, proyectamos sobre la Iglesia nuestras imágenes y nuestros planes. La verdadera reforma ha venido siempre de lo que el Espíritu Santo ha suscitado en los santos, no de los discursos de los supuestos reformadores.

Y la primacía del conjunto, de la Iglesia que es “Católica”, que tiene una forma establecida por el Señor, y cuya unidad y fidelidad al origen está garantizada, en última instancia, por el Sucesor de Pedro. Cuando no se reconoce esta primacía lo que se hace es romper y disolver.

Por lo demás, no perdamos la calma, porque el Señor, aunque nos parezca que duerme, se ocupa de la barca de su Iglesia. Nosotros, hagamos sencillamente nuestra parte.

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