El resfriado no impide al Papa hacer un nuevo llamamiento a la paz en Gaza: "Que continúe la tregua"

El texto de la catequesis en la Audiencia General ha sido leído por monseñor Ciampanelli con una breve introducción del Santo Padre

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El Papa Francisco ha presidido como cada miércoles la Audiencia General en el Aula Pablo VI pero, como sucedió el pasado domingo con el Ángelus, no ha leído la catequesis dedicada al anuncio cristiano: “Ya que todavía tengo un poco de gripe y mi voz no es la mejor, será monseñor Ciampanelli a leer los textos”.

El texto de la catequesis de este miércoles se centraba en el tercer aspecto del anuncio cristiano: “Es para hoy”. Muchas veces oímos hablar mal del hoy: guerras, cambios climáticos, injusticias planetarias y migraciones, crisis de la familia y de la esperanza. “En general, el hoy parece habitado por una cultura que pone al individuo por encima de todo y la técnica en el centro de todo, con su capacidad de resolver muchos problemas y sus gigantescos progresos en muchos campos”, se lee en el texto.



Esta cultura del progreso técnico-individual “entrega las grandes aspiraciones humanas a las lógicas a menudo voraces de la economía, con una visión de la vida que descarta a quien no produce y le cuesta mirar más allá del inmanente. Podríamos incluso decir que nos encontramos en la primera civilización de la historia que globalmente trata de organizar una sociedad humana sin la presencia de Dios, concentrándose en enormes ciudades que se mantienen horizontales, aunque tengan rascacielos vertiginosos”.

Recordando el pasaje de la ciudad de Babel y de su torre, Francisco en su catequesis subraya que “Dios confunde las lenguas, es decir restablece las diferencias, recrea las condiciones para que puedan desarrollarse unicidades, reanima el múltiple donde la ideología quisiera imponer el único”




“También hoy la cohesión, más que la fraternidad y la paz, se basa a menudo en la ambición, en los nacionalismos, la homologación, en estructuras técnico-económicas que inculcan la persuasión que Dios sea insignificante e inútil: no tanto porque se busca un algo más de saber, sino sobre todo por un algo más de poder. Es una tentación que impregna los grandes desafíos de la cultura actual

Francisco, recordando la encíclica Evangelii Gaudium, afirma que “se puede anunciar a Jesús solo habitando la cultura del propio tiempo […] por tanto, no hay que contraponer al hoy visiones alternativas procedentes del pasado. Tampoco basta con simplemente reiterar convicciones religiosas adquiridas que, por verdaderas que sean, se vuelven abstractas con el paso del tiempo. Una verdad no se vuelve más creíble porque se levante la voz al decirla, sino porque se testimonia con la vida”.



El Papa pide mirar a nuestra época y a nuestra cultura como a un “don”: “Estas son nuestras y evangelizarlas no significa juzgarlas de lejos, ni tampoco estar en un balcón gritando el nombre de Jesús, sino bajar a la calle, ir a los lugares donde se vive, frecuentar los espacios donde se sufre, se trabaja, se estudia y se reflexiona, habitar los cruces de los caminos donde los seres humanos comparten lo que tiene sentido para sus vidas”.

Necesitamos estar en los cruces de los caminos de hoy. Salir de ellos significaría empobrecer el Evangelio y reducir la Iglesia a una secta. Frecuentarlos, sin embargo, nos ayuda a los cristianos a comprender de forma renovada las razones de nuestra esperanza, para extraer y compartir el tesoro de la fe «lo nuevo y lo viejo». En resumen, más que querer reconvertir el mundo de hoy, es necesario convertir la pastoral para que encarne mejor el Evangelio en el hoy”, subraya el Papa en su catequesis.



El llamamiento del Papa por la paz en Israel y Palestina

Tras el espectáculo circense, el Papa Francisco ha querido hacer un nuevo llamamiento por la paz en Israel y Palestina: "Por favor, sigan rezando por la grave situación: paz, por favor. Espero que continúe la tregua en curso en Gaza, para que todos los rehenes sean liberados y se siga permitiendo el acceso a la ayuda humanitaria necesitaria. He hablado con la parroquia de Gaza: no hay agua, no hay pan, la gente sufre y sobre todo es la gente más sencilla la que sufre. No sufren los que hacen la guerra. La guerra es siempre una derrota, todos pierden. Los fabricantes de armas son los únicos que salen ganando"

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