El Papa Francisco a las Terciarias Capuchinas: “Sean profetas de la escucha”

El Santo Padre alentó a las religiosas a "ser siempre profecía de esa escuela del Evangelio que es para el mundo camino de salvación"

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Que el silencio de Nazaret, que cultivó la Sagrada Familia, les enseñe, en su especifica vocación como religiosas, el recogimiento y la interioridad, el estar siempre dispuestas a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros, la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve”. Estas fueron las palabras del Papa Francisco en su discurso a las participantes en el Capítulo general número 23 de la Congregación de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, a quienes recibió en audiencia este lunes en la Sala del Consistorio del Vaticano.

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Espíritu de acogida y fraternidad

El Santo Padre destacó el espíritu de acogida y fraternidad universal de las religiosas. “Veo con satisfacción que proceden ustedes de distintos rincones del mundo, es algo hermoso porque indica que viven realmente un espíritu de acogida y de fraternidad universal, acorde con su especial relación con la Sagrada Familia”. Resaltó además el lema del Capítulo general que gira en torno a dos ideas: escucha humilde y sinodalidad. “Son palabras inspiradoras, que tienen una profunda raíz en la vida religiosa. Para escuchar hace falta en primer lugar silencio, silencio profundo, silencio interior”.

Ir contracorriente, buscar el silencio

Ante un mundo “lleno de ruidos”, Francisco expuso que, la profecía que nos pide Jesús es precisamente ir contra esa corriente, buscar el silencio, apartarnos del mundo, del ruido. “Esto nos permitirá poder prestar atención y con paciencia artesana individuar los distintos sonidos, sopesarlos y distinguirlos. De ese modo, esa algarabía inicial empezará a tener cuerpo, lo que parecía discordante podrá ser comprendido y ubicado, tendrá nombre, tendrá rostro. Ninguna nota será demasiado alta o demasiado baja, y ningún sonido será estridente a nuestros oídos si encuentra la armonía que sólo nuestro silencio puede darle”.

“Sean profetas de la escucha”

El Santo Padre invitó a las religiosas a que “sean profetas de la escucha”, en primer lugar, sintiendo la voz de Dios, que las llama a amar a todos sin distinción, a amar lo creado como don suyo, a ver en todo su grandeza, como nos enseña San Francisco en su Cántico de las criaturas. Es esa la melodía que se impone naturalmente, por ser la esencia propia de todas las cosas.



Sean siempre profecía de esa escuela del Evangelio

Finalmente, el Papa alentó a las religiosas que como Pilatos, delante de la Verdad desnuda, pidamos, con las palabras de San Pablo VI, que el silencio de Nazaret, que cultivó la Sagrada Familia, les enseñe, en su especifica vocación como religiosas, “el recogimiento y la interioridad, el estar siempre dispuestas a escuchar las buenas inspiraciones y la doctrina de los verdaderos maestros, la necesidad y el valor de una conveniente formación, del estudio, de la meditación, de una vida interior intensa, de la oración personal que sólo Dios ve”, de modo que sean siempre profecía de esa escuela del Evangelio que es para el mundo camino de salvación.

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