El Papa alerta del peligro de olvidar el sufrimiento del pasado y recuerda que la paz se conquista "cada día"

En su homilía durante la Misa oficiada en la plaza de Nur-Sultan de Kazajistán, Francisco ha hecho referencia al sufrimiento del país en el pasado

Tiempo de lectura: 2’

El Papa Francisco ha llamado a los fieles a la reflexión personal y comunitaria para analizar los motivos que nos han hecho decaer en nuestra confianza en Dios y entre nosotros: “Cuántas veces, desalentados e intolerantes, nos hemos marchitado en nuestros desiertos, perdiendo de vista la meta del camino”, se cuestionaba el Santo Padre durante la Misa que ha oficiado en la plaza Nur-Sultan junto a la comunidad católica, a la que han asistido unas 7.000 personas.



A raíz de esta reflexión, Francisco ha hecho referencia al pasado de Kazajistán del país, marcado en muchos momentos por el sufrimiento que provoca la violencia o la persecución religiosa: “Pienso en las serpientes abrasadoras de la violencia, de la persecución atea; en un camino a veces tortuoso durante el cual la libertad del pueblo fue amenazada, y su dignidad herida”.

ctv-gur-misa-3

En este sentido, el Pontífice llama a la ciudadanía del país asiático a no olvidar el sufrimiento vivido ni eliminarlo de la memoria para no volver a cometer los mismos errores en el futuro: “La paz nunca se consigue de una vez por todas, se conquista cada día, del mismo modo que la convivencia entre las etnias y las tradiciones religiosas, el desarrollo integral y la justicia social”, ha expresado el obispo de Roma en la homilía.

Sobre la situación en Kazajistán, el Santo Padre ha hecho referencia a las palabras pronunciadas por Juan Pablo II durante su visita al país hace justo 21 años, el 22 de septiembre de 2001: “Que Kazajistán crezca todavía más en la fraternidad, en el diálogo y en la comprensión para construir puentes de cooperación solidaria con otros pueblos, naciones y culturas”.

ctv-vdr-foto-misa

Durante su alocución, el Papa ha asegurado que el camino de “nuestra salvación, de nuestro renacimiento y resurrección”, está en “mirar a Jesús crucificado”, para así ver “nuestra vida y la historia de nuestros pueblos de un modo nuevo. Porque desde la Cruz de Cristo aprendemos el amor, no el odio; aprendemos la compasión, no la indiferencia; aprendemos el perdón, no la venganza. Los brazos extendidos de Jesús son el tierno abrazo con el que Dios quiere acogernos. Y nos muestran la fraternidad que estamos llamados a vivir entre nosotros y con todos. Nos indican el camino, el camino cristiano; no el de la imposición y la coacción, del poder o de la relevancia, nunca el camino que empuña la cruz de Cristo contra los demás hermanos y hermanas por quienes Él ha dado la vida”, ha agregado.

De esta manera, el Sucesor de Pedro ha indicado que el camino hacia Jesús es “el camino del amor humilde, gratuito y universal, sin condiciones y sin peros”, y ha instado a los cristianos a no expandir el mal: “Cristo, sobre el leño de la cruz, ha extraído el veneno a la serpiente del mal, y ser cristianos significa vivir sin venenos. Es decir, no mordernos entre nosotros, no murmurar, no acusar, no chismorrear, no difundir maldades, no contaminar el mundo con el pecado y con la desconfianza que vienen del Maligno”, ha señalado.

Religión