Las claves de la presencia del Papa en L'Aquila para el "perdón Celestiniano"
Francisco viajará 2l 28 de agosto y celebrará una misa en la basílica de Santa Maria di Collemaggio
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El Papa Francisco visitará L'Aquila, región de Abruzos, en el centro de Italia, el domingo 28 de agosto para la celebración del Perdón. Saldrá al día siguiente del Consistorio para la creación de 21 nuevos cardenales. Allí, el Papa saludará a los familiares de las víctimas del terremoto de 2009 y celebrará una misa en la basílica de Santa Maria di Collemaggio con el rito de apertura de la Puerta Santa.
El Arzobispo Metropolitano de L'Aquila, Cardenal Giuseppe Petrocchi ha explicado que este gesto de Francisco es “de predilección hacia nuestra Iglesia y nuestra ciudad”, que mira el sufrimiento de todos los pueblos.
El Perdón Celestiniano
La Inter sanctorum solemnia, más conocida como bula del perdón, es una bula pontificia promulgada por el papa Celestino V, el 29 de septiembre de 1294, por la que el pontífice otorga la indulgencia plenaria a todos aquellos que se dirijan, entre el 28 y el 29 de agosto de cada año, en peregrinación a la Basílica de Santa Maria di Collemaggio en la ciudad de L'Aquila. El texto original se conserva en el palacio Margarita, sede municipal de dicha ciudad.
De esta forma, acompañado por el cardenal, el Papa entra en la catedral para una visita privada. La catedral sigue en ruinas tras el terremoto de 2009.
El programa
A las 9.15 horas, en el parvis de la Catedral, dirige un saludo a los familiares de las víctimas del terremoto, a las autoridades y a los ciudadanos presentes en la plaza. A continuación, se traslada en coche a la Basílica de Santa María in Collemaggio, donde a las 10.00 horas, en la plaza frente a la Basílica, celebra la Santa Misa con el rito de apertura de la Puerta Santa. Al final, el Papa parte de nuevo en helicóptero hacia el Vaticano, donde está previsto que regrese a las 13.15 horas.
Mirando el sufrimiento del mundo
La Puerta Santa del Perdón se abrirá no sólo a los peregrinos que acudirán en gran número, sino que se abrirá de par en par al mundo entero. La esperanza es "que todos los pueblos, especialmente los lacerados por los conflictos y las divisiones internas, puedan idealmente atravesarlo y redescubrir los caminos de la solidaridad y la paz". Todo bajo la bandera del perdón, que "es una fuerza que resucita a una nueva vida e infunde el valor de mirar al futuro con esperanza". Por último, el cardenal Petrocchi, en nombre del pueblo de L'Aquila, crucificado por tres devastadores terremotos y la calamidad pandémica, dirige "un sincero agradecimiento al Papa Francisco: ¡que una vez más da testimonio de la compasión y la ternura de un Papa-Padre hacia nosotros!"
