Francisco pide a los cristianos "no endulzar el Evangelio" y comprometerse sin "peros" con los más necesitados

En la Misa del Día de los Difuntos, el Papa afea a quienes los 'peros' les impiden comprometerse con el Evangelio: "Son maestros de complejidad que discuten mucho y hacen poco"

Tiempo de lectura: 2’

El Papa Francisco alerta del riesgo de los cristianos a anteponer “los deseos a las necesidades”, perdiendo de vista lo que importa realmente, que es el encuentro con Dios en el Cielo al final de esta vida: “Las mejores carreras, los mayores éxitos, los elogios, el prestigio, la riqueza acumulada y las ganancias terrenales... todo se desvanecerá en un instante”, ha advertido durante la Misa que ha presidido en el Vaticano el Santo Padre con motivo del Día de Todos los Fieles Difuntos, en memoria de los cardenales y obispos fallecidos el pasado año.

Francisco ha cuestionado a la asamblea cuánto tiempo perdemos “preocupándonos y entristeciéndonos por estas cosas, perdiendo de vista el sentido del viaje, el destino del viaje. ¿Y cómo es mi espera? ¿Voy a lo esencial o muchos se distraen con cosas superfluas? ¿Cultivo la esperanza o sigo quejándome porque valoro demasiado tantas cosas que no importan?”, se ha preguntado.

En este sentido, el Pontífice ha recordado que en el tribunal divino, una vez ponemos fin a esta vida terrenal, la única acusación es la misericordia hacia los pobres y descartados: “Todo lo que hicieron a algunos de mis hermanos pequeños a mi me lo hicieron. Así juzga Jesús. Será Jesús el Dios del amor humilde, el que nacido y muerto pobre murió como siervo. Su medida es un amor que va más allá de nuestras medidas, y su criterio de juicio es el de la gratitud. Para prepararnos, hay que amar gratuitamente y sin esperar reciprocidad a los que están en su lista de preferencia, a los que no nos pueden dar nada a cambio, servir a los más pequeños”, ha subrayado.


El Papa Francisco critico con quienes no se comprometen con el Evangelio

Pero en este proceso de preparación, Francisco alerta a los fieles de los peligros de “endulzar el sabor del Evangelio” que con frecuencia los cristianos tendemos a hacer “por comodidad o conveniencia”, diluyendo así la palabra de Jesús: “Reconozcamos que nos hemos vuelto buenos para hacer concesiones con el Evangelio”.

Al hilo de esta idea, el Sucesor de Pedro ha puesto como ejemplo los 'peros' que ponemos a la hora de dar cumplimiento con el Evangelio y ayudar al prójimo.

“Alimentar a los hambrientos sí, pero es un tema complejo y no puedo resolverlo yo solo. Ayudar a los pobres sí, pero entonces las injusticias tienen que ser tratadas de manera determinada y es mejor esperar, porque también si te comprometes te arriesga a que te molesten todo el tiempo y te das cuenta de que podrías haberlo hecho mejor. Estar cerca de los enfermos y de los encarcelados sí, pero en las portadas de los periódicos y en las redes sociales hay otros problemas más acuciantes, por lo que no tengo por qué preocuparme de ellos. Acoger inmigrantes sí, pero es una cuestión complicada que tiene que ver con la política”.

Un compromiso con el Evangelio, apunta el obispo de Roma, que luego no resulta ser tal en demasiadas ocasiones:“Sí, sí, pero luego no. A fuerza de 'peros' hacemos de la vida un compromiso con el Evangelio, de simple discípulos de maestros pasamos a ser maestros de complejidad que discuten mucho pero hacen poco, que buscan las respuestas frente al computador y no al crucifijo, a Internet más que a los hermanos. Exponen teorías pero no han visitado enfermos, no saben cómo se llaman los pobres, nunca se hacen amigos de un necesitado. Olvidan que el programa del cristiano es un corazón que ve”, ha hecho hincapié en la homilía el Papa Francisco.

Religión