El coltán, origen de conflictos armados en la República Democrática del Congo, país que visitará el Papa

El negocio de este "oro negro" mueve unos 3,3 billones de dólares, el 4,4% del PIB mundial. Según UNICEF cerca de 40.000 menores trabajan en sus minas en condiciones de explotación

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El 80% de las reservas mundiales de coltán se encuentran en la República Democrática del Congo, pero el país apenas produce el 20% de todo este mineral que se vende a nivel global. El negocio de este “oro negro” mueve unos 3,3 billones de dólares, el 4,4 % del PIB mundial. Según UNICEF cerca de 40.000 menores trabajan en sus minas en condiciones de explotación.

Para conseguir el coltán hay que combinar los dos minerales de los que procede: la columbita y la tantalita. De la contracción de las primeras letras de estos minerales “nodriza” procede la palabra coltán, elemento muy codiciado para construir motores de aviones, reactores nucleares, acero quirúrgico, cámaras de alta definición, prótesis humanas, y, sobre todo, para nuestros teléfonos móviles.



La inestabilidad del país ha facilitado que el botín del coltán se reparta entre señores de la guerra, grupos armados (más de 120), políticos corruptos y empresarios occidentales o asiáticos sin escrúpulos. Pero, además, los países fronterizos como Uganda o Ruanda, se aprovechan del caos endémico del país para expoliar toneladas de este material, que luego procesan y exportan como si fuera suyo.

La ONU lleva años denunciando la esclavitud, el trabajo infantil, los asesinatos y el tráfico de recursos y de personas que provoca la explotación de este mineral. La mano de obra infantil es barata y abundante y las familias empobrecidas ponen a sus hijos a trabajar con apenas 5 años en jornadas extenuantes para cualquier adulto. Suelen cobrar algo menos de un dólar al día.



En las numerosas minas esparcidas en la zona este del país, la región de los Kivus, a la que el Papa Francisco deseaba acudir, pero la organización del viaje ha considerado más adecuado que no vaya, hombres, mujeres y niños excavan con herramientas muy básicas, en ocasiones 300 metros bajo tierra con apenas seguridad.

Los niños son los trabajadores más codiciados porque su tamaño es el idóneo para poder extraer el mineral que está en el interior de las estrechas galerías. La mortalidad es elevada. No hay censos ni cifras. El silencio es total y quien intenta investigar corre el riesgo de ser asesinado. En un país en el que más del 70 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza, una gran parte de los niños se ven obligados a contribuir con su trabajo a la economía familiar. Las condiciones de la mina para niños y grandes rozan la esclavitud, pero aún así, para muchos es su única forma de subsistencia. La realidad es que cada kilo de coltán le cuesta la vida a dos personas en Congo.

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La ONG británica Save the Congo calcula en 85 millones de dólares anuales los beneficios de los grupos armados por el comercio de estaño (de la casiterita) y en 8 millones por el comercio del tantalio (del coltán). El tantalio de coltán y el estaño que se extrae de la casiterita son necesarios para la producción de casi cualquier aparato electrónico moderno, desde armamento a ordenadores y tabletas pasando por máquinas para hospitales.

La Unión Europea aprobó una ley en 2021, para intentar controlar el tráfico ilegal de estos minerales llamados “de sangre”, por las vidas que se contabilizan durante su extracción, pero resulta casi imposible detectar la procedencia del coltán, puesto que en su mayor parte grupos guerrilleros controlan la explotación de los yacimientos y tampoco existe mucho interés por averiguarlo por parte de las empresas europeas que necesitan estos minerales para sacar adelante sus productos. Las ONG congoleñas detectan muchas irregularidades a la hora de poner en práctica el Reglamento Europeo, puesto que las sanciones son discrecionales y no hay transparencia real sobre las empresas involucradas que importan a la UE.

El Papa Francisco se va a encontrar con un pais estratégico para el mundo, no sólo por sus recursos minerales, sino también por su posición geográfica en el centro de África, y porque posee la segunda selva tropical más grande, el pulmón verde del planeta.

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