'La Sala de las Lágrimas', el cuarto secreto del Vaticano en el que el Papa llora por primera vez tras ser elegido

Antes de presentarse ante el mundo, el nuevo Papa vive un momento íntimo en una sacristía oculta donde se viste, reza y, muchas veces, llora

AP/Gregorio Borgia

El papa Francisco reza frente a la estatua de la Virgen María, con motivo de la fiesta de la Inmaculada Concepción en Roma, el jueves 8 de diciembre de 202

Redacción Religión

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Mientras el mundo espera ver salir el humo blanco y la famosa frase "Habemus Papam", el nuevo Pontífice atraviesa unos minutos de profunda intimidad en una pequeña sala cerrada al público. Se trata de una pequeña sacristía donde el recién elegido Papa se retira por unos minutos antes de salir al balcón de la Basílica de San Pedro. Es el primer espacio que pisa tras aceptar ser el sucesor de Pedro. Allí entra como cardenal. Y sale como Pontífice.

 

 

La sala es modesta. Tiene un sofá de terciopelo rojo, una mesa sobre la que descansa una pequeña imagen de la Virgen con el Niño, un gran crucifijo de pie y paredes blancas que todavía conservan rastros de antiguos frescos. El suelo es de cerámica y un pasillo angosto la conecta directamente con la Capilla Sixtina.

Pero lo más llamativo es lo que hay preparado con esmero, como quien espera la llegada de un invitado muy especial: tres sotanas blancas —pequeña, mediana y grande—, tres pares de zapatos, camisas, medias, la estola, la esclavina roja… todo dispuesto para que el nuevo Papa se vista por primera vez como Obispo de Roma.

¿Por qué se llama así?  

Aunque no se conoce con exactitud desde cuándo se usa esta sacristía para este momento, hay registros históricos que apuntan a que el Papa Gregorio XIV ya lloró en ese lugar el 5 de diciembre de 1590. Desde entonces, el apodo de “Sala de las Lágrimas” ha sobrevivido de generación en generación.

El Papa Francisco, en marzo de 2013, también se retiró unos minutos antes de aparecer vestido de blanco en el balcón central de la Basílica de San Pedro para pronunciar sus primeras palabras como Obispo de Roma.

De hecho, para muchos expertos en simbología, la Sala de las Lágrimas representa el último instante de debilidad e intimidad humana, antes de asumir una figura de poder espiritual ante el mundo. Es el momento donde el cardenal deja de ser uno más del colegio y se transforma en el líder de la Iglesia universal.

EFE

Papa Francisco, tras su elección en 2013

El paso previo al “Habemus Papam”  

Después de vestirse, el Papa regresa a la Capilla Sixtina donde los cardenales lo reciben con aplausos y uno a uno se acercan para manifestarle obediencia. Mientras tanto, en la logia de la Basílica, el cardenal protodiácono se prepara para anunciar al mundo: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam”.