Una niña cristiana logra deshacerse de su secuestrador en Pakistán y regresar con su familia por Nochebuena

Arzoo Raja, de catorce años, fue secuestrada en octubre de 2020 para ser obligada a casarse y convertida al Islam. Tras un año de litigios, la justicia da la razón a su familia

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Arzoo Raja tiene catorce años. Pertenece a la comunidad católica de Pakistán. Hace un año, el 13 de octubre de 2020, fue secuestrada cuando se dirigía a una tienda y forzada a casarse con el musulmán Azhar Ali (treinta años mayor que ella) para así convertirla al Islam.

Por suerte, Arzoo Raja ha podido finalmente regresar a su casa con su familia esta Navidad, gracias a la orden emitida por el Tribunal Superior de Sindh el pasado 22 de diciembre.

En la audiencia, el juez habló con la niña y sus padres. Arzoo Raja mostró su voluntad de regresar con sus padres. Cuando se le preguntó sobre su conversión al Islam, respondió que lo hizo “por su propia voluntad”.

El juez pidió a los padres que llevaran a Arzoo a su casa y los padres dijeron que la reciben con alegría, comprometidos a cuidarla y a no presionarla sobre su conversión religiosa.

El presidente de la 'Alianza de los Pueblos Cristianos', Dilawar Bhatti, presente en la audiencia, acogió con satisfacción la decisión del tribunal: “Es una buena noticia que Arzoo vuelva a vivir con su familia y pasará la Navidad en paz. Muchas personas, abogados, trabajadores sociales, ciudadanos han alzado la voz, están comprometidos y han rezado por este caso. Damos gracias a Dios sobre todo”.

En el tribunal, los padres de la joven de catorce años se comprometieron a no hacer ningún tipo de violencia contra la niña y a informar casa tres meses a la policía, también pagando una especie de fianza como garantía de cumplimiento de estos compromisos: “El Tribunal ha dictaminado que Arzoo no debe reunirse con su presunto marido, que enfrenta a un juicio en virtud de la ley de 2013 de restricción del matrimonio infantil, por violación de la ley de matrimonios precoces", concluyó.

Una dura travesía

Para llegar a este momento ha habido que recorrer una dura travesía, máxime cuando la justicia pakistaní, en un primer momento, respaldaba al secuestrador musulmán, sin realizar las correspondientes pesquisas.

El secuestrador, con documentos falsos, aseguró que la niña tenía 18 años y que su conversión y matrimonio forzados eran actos libres y voluntarios.

A principios de noviembre de 2020, la policía pudo liberar a la niña de su secuestrador y el 23 de ese mes, el Tribunal Superior de Sindh realizó una audiencia sobre el caso.

La Corte ordenó en esa oportunidad que la menor se quede viviendo en el 'Hogar Refugio Panah', casa de acogida de los servicios sociales del gobierno, hasta cuando ella lo decida, en lugar de regresar de inmediato con su familia, como se ha procedido en otros casos similares.

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