La contemplación extraordinaria de la Sábana Santa en este día de silencio y oración

Monseñor Cesare Nosiglia, Arzobispo de Turín y Obispo de Susa, ha presidido la celebración en la capilla que custodia la Sábana Santa

Redacción Religión

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COPE.es ha emitido este Sábado Santo la oración y la contemplación frente al Sudario desde la Catedral de Turín junto a los fieles de todo el mundo. El Arzobispo de Turin, Cesare Nosiglia ha explicado que la decisión fue tomada para apoyar a los fieles en tiempos de pandemia de «coronavirus» y para pedirle a Cristo «por la gracia de vencer el mal como lo hizo en la Cruz». El arzobispo de Turín recibió «miles y miles» de peticiones para exhibir el sudario a lo largo de estas semanas, a causa de la pandemia por Covid-19.

Antes de acercarse al Sudario para rezar, el Arzobispo ha querido leer la Carta que el Papa Francisco envió al Arzobispo para esta oración. “Deseo expresarle mi más sincero agradecimiento por este gesto, que responde a la petición del pueblo fiel de Dios, duramente probado por la pandemia del coronavirus”, escribió el Papa Francisco en la Carta dirigida a Monseñor Cesare Nosiglia, Arzobispo de Turín y Obispo de Susa que ha presidido la celebración en la capilla que custodia la Sábana Santa.

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El Hombre de la Sábana Santa, el Siervo del Señor

Ante la ostensión extraordinaria de la Sábana Santa, el Santo Padre se ha unido a la oración del Arzobispo de Turín, dirigiendo su mirada al Hombre de la Sábana Santa en quien reconocemos los rasgos del Siervo del Señor, que Jesús realizó en su Pasión. Y citando al profeta Isaías (53,3.4-5), el Papa Francisco señala que, Cristo “soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido curados”. Por ello, “en el rostro del Hombre de la Sábana Santa – precisa el Pontífice – vemos también los rostros de muchos hermanos y hermanas enfermos, especialmente los más solos y menos cuidados; pero también de todas las víctimas de las guerras y la violencia, de la esclavitud y la persecución”.

El Padre siempre escucha a sus hijos y los salva

En este sentido, como cristianos, y a la luz de las Escrituras, afirma el Papa Francisco, contemplamos en esta tela el icono del Señor Jesús crucificado, muerto y resucitado. “A Él nos confiamos, en Él confiamos. Jesús – indica el Pontífice – nos da la fuerza para afrontar cada prueba con fe, con esperanza y con amor, con la certeza de que el Padre siempre escucha a sus hijos que claman a Él, y los salva”. Por ello, a todos los que participaran a través de los medios de comunicación en la oración ante la Sábana Santa, el Santo Padre los ha invitado a vivirlo en íntima unión con la Pasión de Cristo, para experimentar la gracia y la alegría de su Resurrección. Antes de concluir su Misiva, el Papa Francisco ha impartido su bendición a Monseñor Nosiglia, a la Iglesia de Turín y a todos los fieles, especialmente a los enfermos y a los que sufren y a cuántos los cuidan.

El discurso del Arzobispo de Turín

Después de la Lectura de la Palabra, y un momento de silencio, el Arzobispo de Turín, Cesare Nosiglia, quiso mandar un mensaje a la Iglesia universal en este momento tan difícil.

"Queridos hermanos y hermanas, la Sábana Santa es el ícono del Sábado Santo, este día de silencio absoluto para la Iglesia y sus fieles. Nosotros también hoy contemplamos la cara y las heridas del Señor muerto, pero con la esperanza en nuestros corazones de que pronto tendremos, ya esta noche en la Vigilia de Pascua, el anuncio de su victoria sobre la muerte.

En estos días difíciles y complejos, muchos creyentes no tienen la luz para reconocer al Señor, para enfrentar con fuerza la epidemia que está sembrando la muerte y el dolor. La Sábana Santa nos ayuda a ir más allá de los problemas que podemos tener y descubrir que hay en ella un mensaje de vida y muerte al mismo tiempo. Y esto nos abre el corazón, la mente a la fe y la esperanza. Mirando una Sábana sagrada, con asombro, nos acercamos a la prueba del amor más grande, el de Jesús hacia nosotros. Junto con la contemplación que acompaña nuestra oración, una intensidad particular se derrama en este espejo del Evangelio. Espejo porque refleja perfectamente lo que el Evangelio nos revela de la Muerte y la Pasión del Señor. Espejo porque también nos refleja a nosotros mismos, llamados a abrirnos al encuentro del amor que el Hijo de Dios tiene hacia nosotros.

Sí, el río de peregrinos que ha pasado frente a la Sábana Santa a lo largo de los siglos son como gotas que necesitan de la humanidad de Dios, de su comprensión amorosa y solidaria, que quiere sentirse amado, acogids con un abrazo afectuoso que los alienta y los une. Entonces, junto con el Papa Francisco, podemos decir que la nuestra no es una simple observación de la Sábana Santa, sino que estamos siendo vigilados por ella. Y en silencio nos habla, para hacernos entender qué gran sufrimiento tuvo que sufrir Jesús a causa de nuestros pecados.

¿Cómo es que los fieles quieren detenerse frente a este ícono de un hombre azotado y crucificado?

Porque la Sábana Santa nos lleva a contemplar la imagen de Jesús muerto y resucitado. A través de la Sábana Santa llegamos a la palabra única y defensiva de Dios: el amor hecho hombre, encarnado en nuestra historia, que ha asumido todo el mal del mundo. Esta cara desfigurada se asemeja a muchas caras de muchos hermanos y hermanas enfermos, las personas más solitarias y menos cuidadas, víctimas de guerras y persecuciones.

Sin embargo, esa cara comunica una gran paz. Es como si revelara una energía poderosa que nos dice "no perdais la esperanza". El Sudario nos invita a aceptar este anuncio: el amor es más fuerte que cualquier otra cosa".

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