La Santa Sede sanciona a dos obispos polacos por encubrir abusos

Revista EcclesiaECCLESIA Redacción

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La Santa Sede sancionó este lunes 29 de marzo por ocultar casos de abusos y mala praxis en el desempeño del ministerio a dos obispos polacos. Se trata del arzobispo emérito de Gdansk, Leszek Slawoj Glódz, y del obispo emérito de Kalisz, Edward Janiak. A ambos, la Santa Sede les exige que abandonen sus sedes; les prohíbe participar en ceremonias o encuentros religiosos; y les obliga a pagar una cantidad apropiada de dinero de su peculio a una fundación de ayuda a víctimas de abusos.

Los dos prelados "mostraron de manera reiterada una conducta negligente a la hora de denunciar abusos sexuales cometidos por clérigos contra menores, además de cometer faltas en otros asuntos relacionados con la gestión de sus archidiócesis", dice una nota de la nunciatura apostólica en Varsovia, que es la que ha comunicado las sanciones.

Glódz fue arzobispo de Gdank ?la diócesis en la que nació el sindicato Solidaridad de Lech Walesa, que tan decisivo papel jugó en la caída del comunismo? entre el 26 de abril de 2008 y el 13 de agosto de 2020, fecha en la que el Papa Francisco aceptó su renuncia. Antes había sido obispo castrense.

Janiak, por su parte, quien primero fue obispo auxiliar de Wroclaw, fue nombrado obispo de Kalisz por Benedicto XVI en 2012. De 68 años, el Papa Francisco le aceptó la renuncia el pasado 17 de octubre. Desde junio de 2020 su diócesis la pastorea el arzobispo de Lodz, Grzegorz Rys, como administrador apostólico "sede plena".

En Polonia, el tema de los abusos del clero, y su encubrimiento por parte de algunos obispos, ha conmocionado a la sociedad a lo largo del último año. Las películas documentales "Ocultar y buscar" y "No se lo digas a nadie", de los hermanos Marek y Tomasz Sekielski, han tenido un enorme impacto mediático. El primero en ser duramente sancionado, en noviembre de 2020, fue el anciano y enfermo cardenal Henrick Gulbinowicz, quien falleció pocos días después. Se da la circunstancia de que el arzobispo Glódz fue chófer del purpurado cuando era sacerdote.

Otro de los obispos señalados por la opinión pública por encubrimiento es el cardenal Stanislaw Sziwisz, secretario personal de Juan Pablo II durante años y arzobispo emérito de Cracovia.

En 2019 la Conferencia Episcopal Polaca hizo público un informe que concluyó que 382 clérigos habían abusado sexualmente de 624 víctimas entre 1990 y 2018.

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