El Papa recuerda al P. Masivi, última víctima eclesial de la dramática violencia que azota el este del Congo

El sacerdote, de 35 años, fue asesinado el 2 de febrero cuando volvía en coche a su parroquia de Kaseghe, en Kivu Norte, en la que solo llevaba tres meses

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El Padre Richard Masivi Kasereka, el religioso congoleño citado este miércoles 16 de febrero por el Papa Francisco en la audiencia general, es una más de las cientos de víctimas que está dejando estos días la terrible violencia que azota las provincias de Ituri y Kivu, al este de la República Democrática del Congo (RDC).

El sacerdote fue asesinado el 2 de febrero en la localidad de Vusesa, en el territorio de Lubero (Kivu Norte), cuando regresaba de Kanyaboyonga de celebrar la Jornada Mundial de Vida Consagrada. Su cadáver fue hallado en su vehículo junto a su teléfono móvil. Estaba a punto de cumplir 35 años y solo llevaba tres meses al frente de la parroquia de San Miguel de Kaseghe, perteneciente a la diócesis de Butembo-Beni.

«La muerte del Padre Richard, víctima de una injustificable y deplorable violencia —ha dicho el Santo Padre a los religiosos de la Orden de Clérigos Regulares Menores, a la que pertenecía la víctima— no debe desanimar a sus familiares, a su familia religiosa y a toda la comunidad cristiana de esa nación, para ser heraldos y testigos del bien y de la fraternidad, a pesar de las dificultades, imitando el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor».



Tras el crimen, la Conferencia de Superiores Mayores de la RDC (COSUMA), que agrupa a las congregaciones religiosas masculinas y femeninas presentes en el país, pidió a las autoridades civiles que «garanticen la seguridad de los ciudadanos pacíficos expuestos a múltiples ataques en toda la República, y en particular de las personas consagradas que han dedicado su vida al servicio del pueblo de Dios».

La del Padre Masivi, en efecto, no es la primera muerte violenta de un miembro del clero en la zona. En 2010 fue asesinado en similares circunstancias en el pueblo de Mapere (Lubero) el Padre Christian Bakulene, párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Kanyabayonga; y en 2018, cerca de Butembo, el Padre Vincent Machozi. Desde 2012 han sido secuestrado por los distintos grupos armados que operan en la zona de Beni otros cinco sacerdotes.

Masacres y más masacres

El asesinado del Padre Masivi se produjo al día siguiente de que uno de estos grupos, una milicia llamada Cooperativa para el Desarrollo del Congo (CODECO), cometiera una terrible matanza en un campo de refugiados. Sus miembros asesinaron a machetazos en Plaine Savo, en la localidad de Bule, a 63 personas (24 de ellas mujeres y 17 niños) e hirieron a otras 41, 18 de ellas de gravedad. Quemaron sus casas, robaron sus bienes y sembraron el terror. El Papa Francisco transmitió sus condolencias mediante un telegrama de la Secretaría de Estado.

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Un par de días después, el 5 de febrero, los milicianos atacaron la localidad de Mulebo y decapitaron a 9 personas, incendiando decenas de viviendas. Sesenta personas que trataban de huir en una embarcación improvisada a través del Lago Alberto perecieron también ahogadas al volcar la embarcación.

Estos y otros ataques similares previos llevaron este 9 de febrero a la Conferencia Episcopal del Congo (CENCO) a pedir a las autoridades que hagan algo para garantizar la seguridad en la región. «La situación de inseguridad ha durado demasiado», dijo el episcopado en una declaración. «Es hora de que la sangre deje de correr y de que se consolide la fraternidad entre pueblos y comunidades para que los enemigos se acerquen y los adversarios se pongan de acuerdo para caminar juntos parte del camino».

De momento todo sigue igual. Ayer martes, 15 de febrero, fueron masacradas otras 27 personas en nuevos ataques de CODECO, según ha informado Radio Okapi. Once murieron en sendos asaltos a las aldeas de Muvaramu y Kango, a orillas del lago Alberto, y otras 16 en la aldea de Scierie Landa. Las autoridades denuncian que en esta zona no hay presencia militar. Tanto la provincia de Ituri como la de Kivu Norte se encuentran desde mayo de 2021 en estado de sitio.

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