Los religiosos detienen al ejército en Myanmar: “Toda vida es preciosa. No matéis”

La intervención de los curas evitó una masacre, pero el asesinato de dos jóvenes ha generado indignación, dolor y amargura

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“Pedimos no matar. Por eso nos dirigimos a los militares. Tememos que los policías maten a los jóvenes manifestantes. Nuestra presencia como personas de fe, pacificadores, puede ayudar a que desistan. Es por eso que estamos aquí en la calle”: así afirman los religiosos católicos en la ciudad de Myitkyina, capital del estado de Kachin en Myanmar, donde en los últimos días se ha producido una fuerte represión policial sobre los jóvenes manifestantes, que se refugiaron en el recinto de la Catedral Católica.

El lunes, 8 de marzo, dos jóvenes manifestantes fueron asesinados, otros 7 más heridos y la policía, que cercó la Catedral, efectuó 91 detenciones durante la noche, según informan fuentes locales de Fides. Las religiosas y el obispo emérito Mons. Francis Daw Tang salieron a las calles para intentar calmar los ánimos y persuadir a la policía de que no utilice la violencia contra los jóvenes desarmados. Según fuentes de Fides, la junta militar ha ordenado medidas represivas cada vez más fuertes en las calles, mientras que varios medios de comunicación independientes han sido censurados y se teme que, en cualquier momento, la junta pueda convocar un estricto toque de queda para bloquear toda forma de protesta.

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En Myitkyina, la intervención de varios religiosos católicos evitó una masacre, pero el asesinato de los dos jóvenes ha generado indignación, dolor y amargura. A pesar de la violencia en curso, fieles católicos y personas de diferentes comunidades religiosas se reunieron en silencio frente a la Catedral Católica de San Colombano, velando y orando por los dos jóvenes asesinados y por sus familias. Entre ellos estaba el obispo emérito de la diócesis de Myitkyina, Mons. Francis Daw Tang, quien ha declarado a la Agencia Fides: “Estoy jubilado, pero la caridad no se jubila. En este momento difícil para nuestro país, como cristianos estamos llamados a ofrecer nuestro aporte de paz, misericordia, perdón”.

Los cristianos de Myanmar viven su Cuaresma, en un momento de tensión e inestabilidad, con fe y con una oración que se convierte en acción de caridad. La hermana Ann Nu Tawng, la monja que se ha convertido en un “ícono de la paz” por haberse puesto de rodillas en los últimos días, frente a los soldados que avanzaban, ha vuelto a lanzar un sentido llamamiento a la paz y algunos soldados, de religión budista, se han arrodillado junto a ella, mostrando respeto hacia su presencia y sus palabras de mansedumbre y compasión. La religiosa declara a la Agencia Fides: “Predicamos y damos testimonio de nuestra elección de la no violencia evangélica; nuestra misión es anunciar y vivir plenamente el amor de Cristo, incluso hacia el enemigo”.

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Según la información de la Agencia Fides, en la ciudad de Loikaw, capital del estado birmano de Kayah, donde los bautizados son el 90% de la población estatal, cientos de jóvenes manifestantes han marchado por la carretera que conduce a la Catedral Católica Cristo Rey. Las fuerzas policiales han bloqueado la calzada invadida por manifestantes, preparándose para el enfrentamiento.

En ese momento, el sacerdote católico padre Celso Ba Shwe, administrador diocesano de Loikaw y un pastor protestante se han interpuesto entre los dos bandos, para evitar el enfrentamiento pidiendo a los agentes que detuvieran el avance y no dispararan contra los manifestantes. “Los convenceremos de que se vayan a casa. Danos algo de tiempo. No queremos que la sangre se derrame en nuestra tierra”, ha suplicado el padre Celso Ba Shwe, para evitar la violencia.

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Su sincero intento de mediación ha surgido efecto: los militares dispararon tiros de advertencia y lanzaron granadas paralizantes para dispersar a la multitud, pero no se han producido víctimas.

“Toda vida es preciosa. Esto es lo que queremos decir hoy con nuestra acción que está inspirada sólo por la fe”, ha dicho a la agencia Fides el padre Celso Ba Shwe.

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