Las cuatro mártires asesinadas en El Salvador, protagonistas en la homilía del cardenal Czerny

Cuando se cumplen 40 años del asesinato de las misioneras, el 2 de diciembre de 1980, el cardenal Michael Czerny, ha reivindicado el ejemplo evangelizador de estas mártires

Tiempo de lectura: 3’

Cuando se han cumplido cuarenta años del asesinato de las cuatro misioneras en El Salvador, el 2 de diciembre de 1980, el cardenal Michael Czerny, ha recordado en su homilía el ejemplo de evangelización de estas mártires (Jean, Dorothy, Ita y Maura): “Fueron mártires a nivel local y humilde, en su trabajo con los pobres, con los desplazados, con los afligidos. Fueron testigos de un Dios de amor, cuyo amor preferencial es por los pobres y los marginados”.

“Es de ellas, misteriosamente, pero sin duda alguna, la victoria, porque las acciones enérgicas y valientes de solidaridad y compasión persisten en condiciones terribles y peligrosas”, elataba el cardenal y Subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, en su homilía en la Santa Misa celebrada en el Oratorio “El Caravita” de Roma, con ocasión de esta triste efeméride.

Mujeres que se enfrentaron al valle de las tinieblas

En su homilía, el Cardenal Czerny recordó que, hace cuarenta años, Jean, Dorothy, Ita y Maura, se enfrentaron al valle de las tinieblas en El Salvador. Además, el Purpurado recordó con tristeza, sus muertes violentas e invitó a celebrar con gratitud, el triunfo de la Vida en plenitud y con la ayuda del relato del Padre Gregory Chisholm – misionero canadiense que ahora trabaja en Pucallpa, en la Amazonía peruana – y cuya versión es seguramente, la de un testigo presencial, narró meditativamente la pasión y la muerte de Jean, Dorothy, Ita y Maura, sus sufrimientos y su muerte con la esperanza de participar en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Una victoria de la misericordia, de la luz sobre las tinieblas

Después de recordar los trágicos hechos del 2 de diciembre de 1980, el Cardenal Czerny dijo que, “esta no es la última palabra en la pasión de Jean, Dorothy, Ita y Maura”. Mientras que en 1984 cuatro ex-miembros de la Guardia Nacional fueron condenados por asesinarlas, 3 décadas después, uno de estos le confesó su participación en el crimen a otra religiosa de la Orden de Maryknoll que trabajaba en El Salvador. Y pidió perdón. Por lo que, no constituye una vindicación que viene de la mano de la justicia humana imperfecta, sino de la reconciliación divina. Ésta es sin duda una victoria de la misericordia, de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte.

La enormidad de las tareas de fe, amor y justicia

Y recordando las palabras del Papa Francisco, el Purpurado señaló que, “los mártires de hoy, son más que los mártires de los primeros siglos”. Los números – agregó – atestiguan la enormidad de las tareas de fe, amor y justicia en nuestro mundo y, oponiéndose a ellas, las reacciones de las fuerzas de la desesperación y la violencia. “Es curioso, llama la atención ver cómo, en la persecución de los mártires, la hostilidad crece hasta el ensañamiento (…). ¿Cómo se llega al ensañamiento contra los cristianos, contra el testimonio cristiano y contra la heroicidad de los cristianos?”. Asimismo, comentando la profecía de Isaías, el Cardenal Czerny dijo que, el Santo Padre proclamó que “(...) en las persecuciones siempre está la presencia de Jesús que nos acompaña, la presencia de Jesús que nos consuela y la fuerza del Espíritu que nos ayuda a avanzar. No nos desanimemos cuando una vida coherente con el Evangelio atrae las persecuciones”.

Testigos de un Dios cuyo amor preferencial es por los pobres

“Jean, Dorothy, Ita y Maura fueron mártires a nivel local y humilde – afirmó el Purpurado – en su trabajo con los pobres, con los desplazados, con los afligidos. Fueron testigos de un Dios de amor, cuyo amor preferencial es por los pobres y los marginados. Lo hicieron, no tanto con las palabras, sino re-creando y ciertamente re-encarnando lo que narra el Evangelio de hoy: “Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él (Jesús) los curaba” (Mt 15,30). Como hizo Jesús con los poderosos de su época, las cuatro misioneras también dieron testimonio a quienes tienen oídos pero no escuchan el clamor de los pobres, y cuyos ojos arrogantes y cínicos no ven que el Reino de Dios está cerca”.

Nuestro Señor Jesucristo continúa ofreciendo su vida

“Jean, Dorothy, Ita y Maura fueron evangelizadoras y mártires. Es de ellas, misteriosamente – precisó el Cardenal Czerny – pero sin duda alguna, la victoria, porque las acciones enérgicas y valientes de solidaridad y compasión persisten en condiciones terribles y peligrosas. Los crímenes brutales fracasaron y no lograron detener la evangelización. Nuestro Señor Jesucristo continúa ofreciendo su vida (incluso en este año de pandemia) en el sufrimiento generalizado y las numerosas muertes, pero con la promesa segura de que vencerá la muerte para siempre”.

Religión