El inesperado "encuentro" entre San Juan Pablo II y Carlo Acutis que marcó la vida del joven beato

El beato descubrió la fe gracias al amor que recibía de una persona muy importante en su vida y del que aprendió muchos consejos que luego aparecieron a lo largo de su vida

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Hoy la Iglesia recuerda la figura de San Juan Pablo II, el Papa peregrino, el Pontífice que viajó por el mundo entero llevando un mensaje de paz y reconciliación. Durante estas últimas semanas otra figura también se ha viralizado por el mundo entero: la historia del joven Carlo Acutis. Estas dos personas, que podrían parecer lejanas lejos la uno del otro, están relacionadas por una figura importante en la vida del joven italiano.​

La vida del chico italiano, recientemente beatificado, estuvo marcada por la presencia de una persona a quien se le considera responsable de haberle guiado en sus primeros pasos en la fe.

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La responsable de sus primeros pasos en la fe

Tal como Antonia, la madre del joven, ha relatado en varias entrevistas “Beata ha sido una de las primeras personas en hablarle a Carlo de Dios”. De hecho, fue quien lo acercó a la iglesia, ya que ni ella ni su esposo eran católicos practicantes.

Pero, ¿quién era Beata? El niño descubrió la fe gracias al amor que recibía de su niñera junto a esos consejos que iba trayendo para él. Durante el breve periodo que Carlo pasó con su familia en Londres antes de trasladarse a Milán, su niñera Beata fue quien apareció en su vida para acompañarle durante sus primeros años de la infancia. Una mujer católica muy devota de San Juan Pablo II.

En el corazón de esta buena niñera estaban unos principios, basados en la vida de San Juan Pablo II, que Carlo tomaría, pero que muy probablemente ella al vivirlos con él haya aprendido mucho más. A pesar de su corta vida de 15 años, Carlo posiblemente haya vivido con esa fuerza mucho más que un adulto. La Misa por ejemplo no era una tarea que cumplir dentro de la lista de cosas por hacer el domingo, sino que se convirtió finalmente en el centro de su vida en torno a la cual giraban todas las demás cosas.

A través de oraciones, conversaciones, actividades y el mismo ejemplo, su niñera Beata iba sembrando en el corazón de Carlo esas semillas de fe que con el tiempo echarían raíces y darían muchos frutos, muchos que seguramente continuarán multiplicándose con el pasar de los años. En la vida de Carlo todo parece haber transcurrido muy rápido, incluso su paso al cielo desde que se enfermó, pero a veces la gratificación no necesariamente llega temprano. Lo seguro es que lo aprendido en esa etapa de la infancia resurge en algún momento de la vida en la que es capaz de apreciar su fe con una perspectiva más madura y reconociendo la mano de Dios en momentos puntuales.

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Las palabras de Papa Francisco

El obispo de Asís, Monseñor Domenico Sorrentino presidió la Eucaristía en la que se abrió la tumba del joven beato y mostró que “hoy Carlo vuelve de alguna manera visible, la belleza de su presencia entre los ángeles y los santos. Carlo nos ayuda a seguir sus pasos para convertirnos a Jesús”. “Carlo fue fiel al amor de Dios y eligió a Dios como el todo de su vida. Un propósito breve como un tuit, pero ardiente como un fuego. No yo, sino Dios", indicó Mons. Sorrentino.

El Papa Francisco quiso dedicarle algunas palabras, el 25 de marzo del 2019, en la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit: “Él sabía muy bien que esos mecanismos de la comunicación, de la publicidad y de las redes sociales pueden ser utilizados para volvernos seres adormecidos, dependientes del consumo y de las novedades que podemos comprar, obsesionados por el tiempo libre, encerrados en la negatividad. Pero él fue capaz de usar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza”

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