La Iglesia en Italia recuerda la figura de la hermana Luisa Dell'Orto: "Su vida es un mensaje de fraternidad"

Este sábado se celebró su funeral en un parque que fue preparado para acoger a todos aquellos que querían dar un último saludo a la religiosa asesinada hace un mes en Haití

Tiempo de lectura: 3’

La hermana Luisa Dell'Ortollevaba 20 años de misión en Puerto Príncipe, capital de Haití. La llamaban “el ángel de los niños de la calle” por su compromiso con los más pequeños y pobres. La mataron con cuatro disparos hace un mes, cuando regresaba a casa en su coche, y desde ese día la comunidad que dejó, tan repentinamente, no para de preguntarse el porqué de esa violencia sobre una religiosa que era querida por todos.

Su cuerpo había regresado a Italia el pasado 15 de julio y este sábado se celebró su funeral en Lomagna. Monseñor Luigi Stucchi, obispo emérito de la diócesis de Milán, presidió su entierro en un parque que fue especialmente preparado para acoger a todos aquellos que querían saludar a la monja. Estaban obviamente también el hermano de Luisa, el Padre Giuseppe, y las hermanas Carmen y María Adele junto con otros familiares.



"Llevamos en los ojos y en el corazón su mirada dulce y fuerte"

El presidente de la CEI, el cardenal Matteo Zuppi, envió un mensaje con motivo del funeral expresando su cercanía a la familia y a todo el pueblo y la gratitud de Dios por el don que fue la hermana Luisa. “Dará fruto – escribe Zuppi – porque su existencia fue el Evangelio. Llevamos en los ojos y en el corazón su mirada dulce y fuerte”, continúa Zuppi, afirmando que la religiosa “miraba a los pobres con los ojos de Jesús y nos hacía mirar, conocer y amarlos”.

“Su vida – concluye Zuppi – es un poderoso mensaje de fraternidad que no nos deja iguales porque con la fuerza del amor nos ayuda a levantar la mirada y a no permanecer distantes, sino a tender la mano hacia ellos”.

El obispo emérito de Mián recordó los dos mandatos fundamentales de Jesús a sus discípulos que pudieron reflejar en la vida de la Hermana Luisa: “Hagan esto en memoria mía” y “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”, es decir – dijo el obispo – celebra la Eucaristía sacramento de la pasión muerte y resurrección de Jesús" y "vivir con la misma medida de amor en todos los rincones de la tierra, un amor fraterno, recíproco, dando toda la vida incondicionalmente, para servir y reconocer a todos como "hermanos", como hizo Jesús hasta el martirio, aunque no lo buscó. Y subrayó que la religiosa, llamada el "Ángel de los niños", que "murió asesinada, pobre entre los pobres, sin pensar en sí misma, sino entregándose por los más pequeños, frágiles, débiles, los últimos de la tierra".



Con sor Luisa y como sor Luisa

Monseñor Stucchi situó a sor Luisa entre las vírgenes sabias del Evangelio a las que se anuncia con alegría la llegada del novio: "He aquí el novio, salgan a su encuentro – y el encuentro dijo – es vida plena para siempre". Como escribe el apóstol Pablo, nada puede separarnos del amor de Cristo y "somos más que vencedores gracias a aquel que nos amó". “Nosotros estamos llamados a ser testigos de la vida con toda nuestra vida. Con sor Luisa, como sor Luisa” Y subrayó que, aún más hoy, su existencia pertenece a todos y habla a todos, generando esperanza y difundiendo caridad.

ctv-7nv-funerale suor luisa dellorto lomagna 20220723 43

Una semilla de fraternidad y paz

“Sor Luisa – añadió monseñor Stucchi – es una semilla de bien, de justicia, de fraternidad y de paz". Y continuó: “No serán las armas las que nos den el futuro, y mucho menos la justicia y la paz, porque las armas quitan recursos a los más débiles y conllevan un potencial explosivo incontrolable e irracional. En cambio, serán las personas desarmadas interiormente las que frenarán la violencia en todas sus formas y sus falsas o supuestas razones”.

Así son los discípulos de Jesús, así son los de san Charles De Foucauld como sor Luisa "que aman la vida de los demás como la suya propia, que se convierten en un don total de sí mismos, que no disparan, que no huyen, que no se encierran en sí mismos, sino que hacen de su propia vida un Evangelio vivo, creíble, viable, amable, humano".


Religión