Claudio Monge, religioso dominico en Turquía: "Nos enfrentamos a una catástrofe de enormes proporciones"

El religioso lleva desde el año 2003 viviendo en Estambul: "La reacción emocional es comprensible, pero no es suficiente, los problemas que habrá que afrontar serán enormes"

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Claudio Monge es un religioso dominico italiano que lleva desde el año 2003 viviendo en Estambul, responsable en Turquía del Centro Dominico para el Diálogo Interreligioso y Cultural y párroco de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo.

El religioso ha hablado con ECCLESIA desde la capital, metrópoli situada a mil kilómetros del epicentro del seísmo, pero está informado por hermanos y fuentes de las zonas del sudeste de Anatolia donde los daños han sido mayores: “Nos enfrentamos a una catástrofe de enormes proporciones de la que aún no tenemos una idea real, demasiadas personas aun bajo los escombros en las zonas donde continúan los temblores, demasiadas localidades a las que aún no ha llegado ni un solo equipo de rescate, todo ello en condiciones meteorológicas difíciles y con las líneas de conexión parcialmente fuera de servicio”.



Claudio admite además que este terremoto “se produce en un momento ya muy difícil desde el punto de vista económico y social para Turquía y en una zona muy periférica del país, claramente muy poco preparado para una catástrofe de tales proporciones”. Además, subraya que “se trata de zonas geográficamente muy sensibles en la frontera con Siria, es decir regiones ya maltratadas por una guerra de más de una década que continúa aunque no se hable mucho de ella”.

En el momento en que Claudio ha hablado con ECCLESIA los boletines de la Protección Civil en el país hablaban de unos 3.500 muertes (ahora ya son más de 5.000) y más de 20 mil heridos, “pero estas cifras están destinadas por desgracia a empeorar. Las diez provincias afectadas por el terremoto tienen en total más de 13 millones de habitantes”.



En cuanto a la ayuda que se necesita, Claudio tiene claro que la necesidad va “desde equipos especializados para buscar supervivientes hasta todo tipo de subsistencia”.

“También hay que evitar una sobrecarga en los primeros días para luego olvidar la emergencia de las semanas siguientes. La reacción emocional es comprensible, pero no es suficiente, los problemas que habrá que afrontar serán enormes y durante mucho tiempo”, ha advertido el religioso dominico a ECCLESIA.


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