El cardenal Zuppi pide el fin de la guerra: “El anhelo de paz es nuestro grito que se convierte en oración”

El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana afirmó que "la paz no es un sueño, ¡es la única forma de vivir! Es 'la' elección, no 'una' elección"

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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San Nicolás no quiere violencia y ordena la paz! ¡Que no se diga que no se dan las condiciones! ¡Ellas se encuentran! ¡Basta de combates que sólo conducen a la destrucción! La paz no es un sueño, ¡es la única forma de vivir! Es 'la' elección, no 'una' elección". Con estas palabras se expresó el cardenal Matteo Zuppi en la vigilia de oración por la paz que se celebró este miércoles en Bari, promovida por la Conferencia Episcopal Italiana y la archidiócesis de Bari-Bitonto. Un momento de recogimiento, mientras continúa el horror en Europa, que ve la participación física y espiritual de cientos de cristianos italianos, pero también ucranianos y rusos.

El espíritu de Helsinki por la paz

El lugar escogido para esta celebración es simbólico, la Basílica de San Nicolás, el santo venerado tanto por católicos como por ortodoxos, al que el Papa Francisco calificó de puente entre las Iglesias de Oriente y Occidente. A su intercesión, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en una emotiva homilía, confió "las lágrimas de tantos cuyo dolor es nuestro dolor, cuyas lágrimas son las nuestras". Tras invocar una tregua navideña, exhortó a comprometerse "para que se prepare una conferencia que, como sabiamente ocurrió en Helsinki hace demasiados años, pueda resolver tantos conflictos y crear las bases para una convivencia pacífica".

Cristo ilumina las tinieblas

Zuppi se dirigió a mayores y jóvenes, indicando que la vida de todos debe "protegerse de principio a fin". Para ello, "Dios nos da y nos confía la semilla de la paz". Una semilla que Él mismo ha "pagado cara": "Ahora sólo depende de nosotros. Es una semilla: ya contiene toda la paz, pero debe crecer. Cristo, Príncipe de la Paz, ¡ven! Ven a iluminar a los que viven en la oscuridad", dijo el cardenal.

El escándalo de una guerra entre cristianos

"El anhelo de paz es nuestro grito que se convierte en oración: ¡Ven Jesús, trae la Navidad de la paz a Ucrania!", afirmó. Y rogó al Señor que "la semilla de la paz crezca en las grietas de los corazones endurecidos y que el Señor los toque con el poder de su gracia". El cardenal advirtió de que "la violencia marca la vida de la víctima y del asesino, siempre. La paz se convierte así en una oración, un sufrimiento, en cierto modo una invocación dramática por parte de la Iglesia en Italia y en el mundo”.

La violencia no profana la Navidad

Por último, el cardenal instó a no dejar de ayudar, de acoger, de soñar que las espadas se convierten en arados. La referencia es a Don Tonino Bello y su llamamiento a la paz mientras el mundo era testigo de una creciente militarización. "¿Qué aporta la posesión nuclear? Hagamos nuestra su preocupación, que trasciende el tiempo y nos ayuda a vivir en el nuestro, para que cada uno de nosotros no se canse nunca de cultivar, como pueda, pero siempre con la fuerza del amor, sueños de esperanza y de paz. Sin una visión de la paz no la buscamos y no la encontramos". De ahí la oración a San Nicolás "hombre de paz" y la petición explícita de que "en los días de Navidad no se lleve a cabo ninguna acción militar activa", sino que "se permita a los cristianos honrar al Dios de la paz, que no profanen ese día destruyendo los numerosos Belén donde el Señor quiere nacer”.

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