El ataque terrorista a una misión de Mozambique se salda con el asesinato de la religiosa Maria de Coppi

Los terroristas asaltaron este martes la casa de las Hermanas Combonianas en la misión de Chipene. Varias religiosas, entre ellas la española Ángeles López Hernández, lograron huir

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Nuevo ataque terrorista en Mozambique, en esta ocasión contra la misión de Chipene, perteneciente a la diócesis de Nacala. Según se ha podido saber, los terroristas asaltaron en la tarde de este martes, 6 de septiembre, la casa de las Hermanas Combonianas, donde asesinaron a la religiosa Maria de Coppi, de nacionalidad italiana.

Además, destruyeron e incendiaron la iglesia, la casa de las Hermanas, el hospital y las máquinas de la misión. Las otras dos Hermanas de la comunidad, la también italiana Eleonora Reboldi y la española Ángeles López Hernández, lograron escapar y esconderse en el bosque, junto a un grupo de niñas.

"Las otras dos hermanas de la comunidad, Eleonora Reboldi, italiana, y la española Ángeles López Hernández lograron escapar y esconderse en el bosque, junto con un grupo de niñas", explicó la secretaria general de las combonianas en Italia, Enza Carini.

Por el momento, solo permanecen en el lugar de los hechos dos Hermanas, aunque están tratando de evacuarlas lo antes posible ante el riesgo que corren con la ayuda de los Misioneros Combonianos y la Unidad de Crisis de la Farnesina.

El arzobispo de Nampula, Inacio Saure, dijo sobre la identidad de los autores del atentado que no estaban seguros de que fueran terroristas islámicos, "aunque es muy probable que fueran ellos los que atacaron la misión”.

Los otros dos misioneros italianos implicados en el ataque, el padre Loris Vignandel, de 45 años y el padre Lorenzo Barro se salvaron, agregaron desde los Combonianos de Pordenone (en Italia), como también sucedió con las otras dos religiosas que vivían en esta misión.

Maria de Coppi, sesenta años de servicio en Mozambique con los más desfavorecidos

Sor María De Coppi nació en 1939 en Santa Lucia di Piave. Desde hacía 59 años se encontraba como misionera en Mozambique, país al que llegó por primera vez en 1963 después de un viaje de un mes en barco.

La propia Hermana Comboniana, en una entrevista, relataba cómo fue su llegada al estado africano y las dificultades del país para salir adelante: "En ese momento, Mozambique era una colonia portuguesa: después de obtener la independencia, fue atravesada por una guerra civil insoportable. Sor María había adquirido la ciudadanía mozambiqueña y ahora se sentía parte de esa tierra y de esa gente entre la que viví mi vida. Sor María había servido en varias misiones en la provincia de Nampula. Los dos últimos años han sido muy duros. En el norte del país hay una guerra por los campos de gas y la gente sufre y huye: en mi parroquia hay 400 familias que vienen de la zona de guerra. Luego vino el ciclón. Finalmente, el año pasado la sequía duró mucho tiempo. Hoy en Nampula hay pobreza extrema”.

Pese a las dificultades, De Coppi expresaba la capacidad de la población para sobreponerse y no perder la esperanza: “A pesar de la pobreza material, escuchar a los demás sigue siendo un gran don, es reconocer su dignidad”.

De sus casi seis décadas en Mozambique, la monja nunca olvidó una fecha: el 4 de octubre de 1992, cuando el día de la fiesta de San Francisco se firmó el acuerdo de paz que puso fin a 17 años de guerra civil con cientos de miles de muertes y millones de desplazados a los países vecinos.

Estaba en una misión y vino un catequista y nos avisó que venía un grupo de guerrilleros ReNaMo, pero nos dijo que no nos fuéramos porque se había firmado el acuerdo de paz. Con nosotros también había soldados. Nos asustamos porque temíamos la violencia habitual. En cambio, los guerrilleros vinieron a nosotros ya los militares y repitieron 'Paz, paz'. Un militar compró productos típicos y se los ofreció a los guerrilleros. Todos bailaban y yo me preguntaba si era realidad o un sueño, porque hasta el día anterior los guerrilleros secuestraban y mataban. Fue un momento que me conmovió profundamente. Sentí la presencia de Dios, como la siento en las fiestas, en los bailes, en las bodas, en fin, cuando hay una gran alegría”, manifestó.

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