Antonij de Volokolamsk (Patriarcado de Moscú): «Las relaciones con el Vaticano están prácticamente congeladas»

La Santa Sede deplora los referéndums organizados por Putin en las provincias orientales de Ucrania para justificar la anexión, que aumentan, dice, el riesgo de escalada nuclear

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«Prácticamente congeladas». Así calificaba este sábado 1 de octubre el metropolita Antonij de Volokolamsk el estado actual de las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa. En declaraciones al programa «Iglesia y Paz» del canal de televisión Rusia 24 citadas por el portal Il Sismografo, el responsable de Relaciones Externas del Patriarcado de Moscú lamenta asimismo las manifestaciones sobre la guerra en Ucrania vertidas por «algunos» responsables católicos, a los que no menciona.

«A estas alturas —dice— tengo que decir que algunos de los comentarios que leemos y escuchamos no solo de labios del Papa, sino de la mayoría de sus asistentes, no contribuyen en absoluto a la preparación de un encuentro [entre el Papa Francisco y el patriarca Kirill] y a nuestra ulterior cooperación».

Las declaraciones de Antonij confirman la ruptura del diálogo a la que ya se refirió el cardenal Ayuso Guixot durante la visita del Papa a Kazajistán. «Yo siempre digo que muchas veces se rompen las relaciones, se da como un portazo. Y para volver a abrir la puerta otra vez… cuesta mucho. (…) Estamos en un impasse que se ha creado por varios motivos», manifestó entonces el prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso.

Desencuentro

El Santo Padre y Kirill deberían haberse reunido el pasado 14 de junio en Jerusalén, pero la invasión rusa de Ucrania de febrero y el respaldo incondicional a esta por parte de la Iglesia rusa frustraron ese encuentro. De haber llegado a producirse, habría sido el segundo de ambos líderes tras la histórica entrevista de 2016 en el aeropuerto de La Habana, en la que fue suscrita una declaración conjunta.

El metropolita Antonij ejerce como «ministro de Exteriores» de la Iglesia ortodoxa rusa desde el pasado mes de junio. Accedió al cargo después de que el Santo Sínodo apartase al metropolita Hilarión por mantener posiciones críticas respecto de la guerra. Este dirigente eclesial, de solo 37 años, fue el que encabezó hace unas semanas la delegación ortodoxa rusa en el encuentro de religiones de Kazajistán. Allí, tras reunirse con el Papa, afirmó que el encuentro de Jerusalén había sido anulado por la Santa Sede y que el patriarcado moscovita todavía tenía voluntad de que se realizase.

Tras acceder al cargo, Antonij se entrevistó por primera vez con al Papa en el Vaticano el pasado 5 de agosto, sin que entonces trascendiera el contenido de la entrevista. El portal Vatican News se limitó a recordar que el Pontífice envió a Kirill el 25 de abril una carta con motivo de la Pascua en la que pedía «que el Espíritu Santo transforme nuestros corazones y nos haga verdaderos constructores de paz, especialmente para la Ucrania devastada por la guerra».

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El Papa, a Putin: Detenga la guerra

Este domingo, 2 de octubre, el Papa ha hecho un dramático llamamiento para que «se llegue inmediatamente a un alto el fuego» en Ucrania y «se recurra a todas las herramientas diplomáticas, incluso las que hasta ahora aún no se han utilizado» para poner fin a este «horror» y «error» que es la guerra. En una alocución inusual —previa al rezo del Ángelus— el Pontífice ha advertido, además, sobre el riesgo de amenaza nuclear.

El Papa ha apelado directamente a todos los actores del conflicto. Al presidente Putin le «suplica» expresamente que detenga la guerra. Al ucraniano Zelenski, que «esté abierto» a las propuestas «serias» de paz. Y a la comunidad internacional, que no se deje arrastrar por la escalada belicista y que promueva y apoye las iniciativas de diálogo.

Rechazo de los referéndums de anexión

La declaración papal reprocha —sin citarlos expresamente— los referéndums de anexión celebrados por Moscú el 30 de septiembre en las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Un parodia de consulta, sin los más mínimos estándares democráticos, con la que se quiere justificar legalmente la ocupación de esas regiones. «Deploro vivamente —dice el Papa— la grave situación que se ha creado en los últimos días, con nuevas acciones contrarias a los principios del derechos internacional. De hecho, aumenta el riesgo de una escalada nuclear, hasta el punto que hacen temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial».

Para Francisco, las armas no solucionarán nada, solo lo harán las negociaciones, que deben conducir —dice— a «soluciones no impuestas por la fuerza, sino consensuadas, justas y estables». «Y serán tales —añade— si se fundan en el respeto del sacrosanto valor de la vida humana, así como de la soberanía e integridad territorial de cada país, como también de los derechos de las minorías y de sus legítimas preocupaciones».

Es decir, la Santa Sede no acepta la partición de Ucrania realizada por Putin con la anexión de facto de las provincias orientales.

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Ni que decir tiene que esta posibilidad tampoco es contemplada por la Iglesia greco-católica local. «Ayer asistimos —dijo el sábado su líder, Sviatoslav Shevchuk— a un acontecimiento sin precedentes en la historia moderna de la humanidad: el robo descarado a nivel de Estado cuando Rusia, dirigida por su presidente, anunció con una sonrisa la anexión de los territorios ocupados de Ucrania. El Señor Dios ordenó al hombre: ¡no robes! Y cuando el robo se convierte en parte de la política de un Estado, es más, cuando se presenta como una gran victoria, ese Estado y esa política, en palabras de San Juan Pablo II, se convierten en estructuras de pecado».

Francisco: «Veo imperialismos en conflicto»

Para el Papa, la guerra en Ucrania es consecuencia del imperialismo. «Veo imperialismos en conflictos. Y cuando se sienten amenazados y en declive, los imperialismos reaccionan pensando que la solución es desencadenar una guerra para compensar, y también vender y probar armas», manifestó en su encuentro con los jesuitas en su viaje del pasado mes de septiembre a Kazajistán, informa la Civiltà Cattolica.

El pontífice dijo en ese acto en Nursultan que «no se puede ser simplista» y que «es un error pensar que es una película de vaqueros en la que hay buenos y malos». «Estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial —insistió— y tenemos que investigar la dinámica que desarrolló el conflicto».

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