Resumen intervención Sínodo Nueva Evangelización Jesús Higueras Esteban, párroco de Santa María de Caná, Pozuelo de Alarcón, Madrid (19-10-2012)

Resumen intervención Sínodo Nueva Evangelización Jesús Higueras Esteban, párroco de Santa María de Caná, Pozuelo de Alarcón, Madrid (19-10-2012)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Desde hace siglos la parroquia ha sido el espacio natural donde anunciar el Evangelio, pero en estos momentos, ante la realidad de los nuevos movimientos, queridos por el Espíritu Santo, da la impresión, especialmente en Europa, que la parroquia ha quedado para lo que algunos llaman el "cristianismo del cumplimiento".
Debemos seguir afirmando la bondad de la parroquia en nuestro tiempo para llevar a término la Nueva Evangelización y para ello, desde una pastoral de la santidad podemos enunciar algunos aspectos esenciales de la misma.
En primer lugar, urge recuperar la "seriedad eucarística", pues con demasiada frecuencia se descuida la celebración de la santa misa y la adoración eucarística, dejando al arbitrio de una supuesta creatividad litúrgica que llena de hastío a nuestros feligreses. Urge recuperar el ars celebrandi propuesto por el Magisterio de la Iglesia.
En segundo lugar, la parroquia debe ser el espacio natural donde los fieles puedan vivir el sacramento de la penitencia de un modo habitual. Urge que los sacerdotes diariamente ofrezcamos a los fieles la posibilidad de encontrarse con la misericordia divina, insistiendo en la bondad de la dirección espiritual. Junto a esto, la parroquia es el primer lugar donde aquellos que son visitados por la enfermedad, la muerte y cualquier tipo de dolor deben ser atendidos con cariño y esperanza.
En tercer lugar, debemos perder el miedo a construir en nuestras parroquias la comunión eclesial que se da en la Iglesia universal. La parroquia es la casa de todos y para todos. Diócesis, movimientos, vida consagrada y todas las realidades eclesiales pueden unir esfuerzos en la parroquia. Hemos de cuidar de un modo especial a los sacerdotes, que tantas veces se encuentran solos y desconcertados ante un mundo e incluso unos fieles que cuestionan su identidad. Hemos de crear espacios donde los sacerdotes se sepan queridos y acompañados en la búsqueda de la santidad personal. Somos evangelizadores que debe ser evangelizados y que proponemos con ilusión nuestra propia vocación y cualquier camino de santidad en la Iglesia.
Por último, parroquias marianas, pues el trato con la Madre de Dios es un atractivo para el hombre que busca la belleza de la humanidad redimida.